Otro episodio más de “El Club de los Viernes” en este caso con parada en El Barrio de San Roque sito en la céntrica Calle Jabonerías en una zona que tiene un buen ambientillo gastronómico gracias al D`Almansa, el Sabor Andaluz, el Vinarte y el propio Barrio. Es un sitio al que voy de vez en cuando y al que habré ido cerca de una docena de ocasiones en los años que vivo en esta ciudad (que ya son 16). Es, sin la menor duda, uno de los mejores restaurantes de Cartagena desde hace años y una recomendación a seguir cuando uno tiene unos euros de sobra en la cartera (aunque puede aquilatarse a muchos bolsillos si uno es capaz de controlarse, claro está). Su carta es la clásica, clásica en su funcionamiento, porque regularmente van apareciendo y desapareciendo algunos platos (como aquella fantástica interpretación de la empanadilla preparada que se echa mucho de menos) y siempre cuenta con algunas cosas fuera de ella como han sido esta vez las zamburiñas (que casi casi parecían vieiras con lo que un par por comensal son más que suficientes), las alcachofas de Moratalla con su salsa romesco y los buenos pescados o las gambas de la costa. Al completo, puede verse aquí: Barrio San Roque.

Además de las zamburiñas que nos gustaron mucho con su aderezo oriental y las alcachofas tiernas y sabrosas, repetimos otra vez con el homenaje al pulpo de San Antón que se compone de una buena pata de pulpo cocida y luego pasada por la brasa, aderezada con unas pinceladas de una salsita que he olvidado de qué estaba hecha, de una sal ahumada de las salinas de San Pedro del Pinatar y de un meneito de aceite que era de Moratalla, si no recuerdo mal.

Después vinieron unas muy particulares croquetas (de acelgas y ajos tiernos con huevo frito y sardina de bota y de kinchi coreano y tartar de atún) y un fantástico steak tartar de vaca vieja de 17 años (era menor de edad, la vaca,  así que después de todo no era tan vieja) aderezada a mi gusto y presencia en la mesa con prueba de cata incluida y petición expresa de un poquito más de salsa Tabasco.

El vino de la Ribera del Duero fue un Nabal que costo 30 pavos de los 125 Euros (más 5 de propina) del homenaje, me pareció extraordinario aunque no sé si tanto como para justificar su precio. Para el postre una tarta tatín de manzana Golden con helado de vainilla, aunque yo hubiera preferido el huevo de chocolate o, tal vez, unos quesos lorquinos para los que ya no me quedaba más hueco y que reservé para probar en otra ocasión.

Pasa El Barrio a la segunda ronda de El Club de los Viernes de Justito El Notario and Wife.

Por cierto, me quedé con ganas de probar los callos de ternera con garbanzos aunque el coste matrimonial de este plato en una cena puede resultar muy caro después de casi treinta años de pareja. Mi querido LFB sabe bien de qué le hablo.