La filosofía de esta sección es la misma que la de otras secciones “en corto” de mi blog (Faqs, Opo Flashes, Pequeños Modelos o Casos Cortos), es decir, contar cosas en corto y en este caso, detalles de todo tipo de los viajes que hago o proyecto. Me cuesta a veces sacar adelante un post completo sobre un viaje de varios o muchos días porque lleva su tiempo desde que conviertes tus notas preparatorias o del propio viaje en algo publicable; además por razones de extensión tengo que renunciar a muchas pequeñas cosas que me apetecería también contar. Tal vez todo eso tenga ahora cabida aquí…
Viajando "en corto"
Corría 1991 y mi entonces novia (y ahora mujer) y yo (que acabamos Derecho aquel año) nos fuimos a hacer un curso a la Universidad del País Vasco. El diploma de asistencia anda por ahí guardado, aunque nos lo dieron de auténtico milagro pues no paramos aquellos días en los que anduvimos por Pamplona, Hernani, Irún, Hondarribia, San Juan de Luz, Bayona, Biarritz y no unos cuantos sitios más. Por San Sebastián también corrimos bastante y guardamos recuerdos imborrables.
Ahora vuelvo y tengo por delante un par de buenas comilonas una de ellas en Bernardo Etxea con dormida en el Hotel de Londres y de Inglaterra.
Estamos muy ilusionados y por eso me puse a buscar el otro día fotos de aquel viaje e hice una selección para insertar como galería en esta entrada.
Recuerdo que viajamos en mi viejo Fiat Uno, el que se ve en las fotografías, y que dormimos la primera noche en un camping cercano a Cuenca a la que nos debimos desviar premeditadamente, pues la ruta no pasaba necesariamente por allí. Visitamos las Casas Colgadas y continuamos viaje al Norte. Nos alojábamos en una Residencia Universitaria, Colegio Mayor o similar. Inicialmente nos ubicaron con otra gente en habitaciones separadas por sexo (segregadas se diría ahora) y tuvimos que solicitar un traslado a dependencias independientes. Solo tengo algunos flashes sueltos de las clases del curso.
Recuerdo una comida en el puerto tomando unas sardinas y ensalada en un restaurante con terraza y que allí en el muelle los chavales se tiraban al agua para alcanzar buceando las monedas que la gente les tiraba preguntando antes de cuánto era la moneda para ver si les merecía la pena la inmersión. Por menos de 25 pesetas no se sumergían. “No bajes, que es un duro”, se decían entre ellos para evitarse el excesivo esfuerzo de bucear por solo cinco pelas.
Fuimos a Pamplona a los pocos días de terminar los Sanfermines y estaba desértica. Comimos unos huevos con chorizo en un bar bastante céntrico. Repetimos el mismo menú otra noche en San Sebastián en un restaurante por la zona del monte Igueldo. Los presupuestos eran bien distintos en aquella época. Guardo buenas sensaciones de Hondarribia a la que sí que he vuelto después. Fue en el año 2005. Viajamos desde Mondoñedo para asistir a la boda del hijo de unos grandes amigos que hicimos allí. También me acuerdo de Irún. Compré unas flores para mi novia con motivo de su santo en un supermercado de la frontera. Una anda bien chafadita entre las páginas de algún álbum de fotos. También volvimos a Irún con motivo de aquella boda. Cenamos fantásticamente en una sidrería con el menú clásico que nunca había probado y que me entusiasmó. Me gustaría poder repetirlo en esta visita. Después anduvimos por el País Vasco francés. Un poco de San Juan de Luz, Bayona y Biarritz. Los tres sitios me encantaron y volvimos a repetirlos en ese viaje de la boda, muchos años después. En Hernani (última fotografía de la galería) tomamos un vino en una taberna forrada con la cara de los presos de ETA y llena de mensajes alusivos al “asunto” y un tanto acojonados.
Por cierto, al terminar aquel verano de 1991 empecé a preparar las oposiciones a notarías.
NH PRÍNCIPE DE VERGARA. Por razones profesionales dormí una noche de domingo en el NH Príncipe de Vergara. Llegué en Metro desde Barajas, dejé la maleta en la habitación, baje a cenar algo (una suculenta hamburguesa y cerveza) y volví a la habitación a ver la tele y a dormir. La habitación (moderna, funcional y cálida), la iluminación, la ducha y el cuarto de baño en general (con sus buenas toallas y amenities), me hicieron sentir muy cómodo, como en casa. Esta es una sensación muy difícil de tener en un hotel y, probablemente, una sensación impagable. Muy bien ubicado y bien de precio. Había estado hace años y en esta ocasión, y con una buena de reforma de por medio, me ha gustado muchíiiiiiiisimo más. Habrá otra, seguro. Recordaré siempre esa estancia porque fue el comienzo de un periodo muy importante de mi vida, laboralmente hablando.
PETIT PALACE ART GALLERY. En pleno barrio de Salamanca, el Art Gallery te sorprende con una curiosa (¿estrafalaria?.¿timburtoniana?) decoración desde el mismo umbral de su estrechísima recepción que le da un aire distinto a la mayoría de los hoteles. A través de los algo oscuros-misteriosos-casi-lúgubres pasillos se accede a las habitaciones que disponen de un mobiliario que recuerda a una oficina por su estética y tonos grises. El baño no tiene paredes, sino cristales con atractivos y agradables vinilos, así que se ve con cierta facilidad lo que ocurre dentro. La cama proporciona un buen descanso al que ayuda la insonorización general de las instalaciones. Llegué a Madrid, me duché, dejé la maleta, me fui de juerga, volví, me acosté, me levanté y me fui, no puedo contaros más. También tengo asociado el recuerdo de este hotel a un momento muy especial. El homenaje a Alfonso Ventoso por su jubilación como preparador de oposiciones.
PETIT PALACE EMBASSY. En el corazón de Serrano. Bonito edificio. Sin parking propio. Personal profesional sin concesiones a la simpatía o al agrado. Zonas comunes y habitaciones funcionales y modernas. Baños separados con cristal y vinilos; son suficientemente amplios con ducha de hidromasaje y grandes wc. Lo justo en amenities. Mi habitación, con ventana a un patio de patios que proporcionaba suficiente luz y tranquilidad, resultó cómoda para dos. Lo peor la cama, me pareció durísima. La decoración es fría, parece que estás en una oficina. Creo que tres estrellas se quedarían cortas, al menos mientras que se conserve como está y las cuatro, a mi me parecen correctas. La relación calidad precio es aceptable, aunque podría ser un poco más barato, pero Sres. es puro Serrano.
AC AITANA. Elegí el AC Aitana porque teníamos una comida en un restaurante cercano. Su ubicación es excelente, no es el centro histórico, pero si está próximo al Barrio de Salamanca y en plena Castellana, nada más y nada menos que enfrente del Ministerio de Defensa. El parking es horroroso, el vestíbulo y las zonas comunes están geniales, y la habitación y el baño semi-nuevos, amplios, cómodos, con buen aire acondicionado, minibar, televisión, buena ropa de cama y suficientes amenities para el aseo. Todo es muy luminoso (también el baño que se sale del concepto general), con buenos ventanales, y con una cálida y acogedora decoración en general. Estuvimos poco rato en la habitación pero sin duda lo recomiendo y repetiremos. Va a ser uno de mis hoteles en Madrid y encima el precio me pareció más que aceptable.

En Cartagena también tenemos un Monte Calvario (o Cerro de San Juan), allí se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad del Monte Calvario.
Es una buena ruta para hacer en pie incluso para los que tenemos pesos con tres dígitos (debe hacer unos 32 años que no veo el 99). Si vas por Lo Campano puedes aprovechar para visitar el Cementerio Municipal de Nuestra Señora de los Remedios en el que descansa Isaac Peral.
Aun mas cerca están las baterías de costa del camino a Cala Cortina y el Faro de La Curra (que diviso desde mi casa).
Creo que alguna otra foto de otra zona (tal vez por el Roldán) pero en cualquier caso de estos magníficos alrededores que tiene Cartagena tan propicios (entre otras cosas gracias a nuestro buen tiempo) para ejercitarse (aunque solo sea un poco).
Vistas desde lo alto del Castillo de los Patos o Parque Torres o Castillo de la Concepción.
Alguna supuso una gran decepción: mucha gente y muchas algas. A otras cuesta trabajo llegar. ¿Lo mejor? Ir en épocas mas tranquilas y hacer una aproximación marítima como la que hicimos nosotros y, si puede ser, en barco propio o ajeno pero sin prisas. Seguro que os irá mucho mejor.
Como siempre la buena comida y a buen precio está garantizada en Portugal.
Les dejo con una extensa galería.
Mi amigo Pascual es corresponsal de El Blog de Justito El Notario en Lugo. Pascual es segoviano pero vive allí. Nos conocemos gracias al blog. No nos hemos visto nunca (cosas de las amistades virtuales) pero sintonizamos y hablamos a menudo vía Whatsapp y por teléfono. Algún día nos desvirtualizaremos, estoy seguro.
Sabe que me gusta la información de Mondoñedo, de A Mariña y de Lugo y Galicia en general así que manda un poco de todo. En uno de sus últimos envíos me hizo llegar unas cuantas fotos de la ciudad en los días previos al Arde Lucus. No sé como lo consigue, pero en sus fotos la ciudad parece un decorado. Casi nunca sale nadie. Fíjense.
No sé mis lectores, sobre todo los que conozcan Lugo, pero yo me quedo con la de la puerta del Campo Castillo con su empedrado y asomando a la plaza donde se encuentra (o encontraba ya no lo sé) la estación de autobuses, la vieja cárcel (que no sé qué ha sido de ella) y el lateral de los Maristas. De la Praza do Campo, hay dos fotos. Me encanta la plaza con su fuente. En uno de los edificios que se ven detrás vivía mi bisabuela Josefina González Nieto. ¡Cuántas veces habré pasado por allí para encaminar la Calle De la Cruz o la Rúa Nova!
Curiosamente al día siguiente de publicar esta entrada salió en El Progreso de Lugo este artículo sobre la puerta del Campo Castillo: Una puerta singular
Magníficas son las de la Plaza de Santo Domingo, próxima a la que fue la notaría de mi padre durante un par de años.
De entre las de los romanos me quedo con la del casco y la de los escudos. Preciosa siempre la catedral y grabada en mi retina esa vista del Miño con el Balneario de Lugo al fondo.
No he conseguido reconocer el puente. Ya me dirá Pascual cuál es. A mi me suena que podría ser el cruza el río poco antes del Club Fluvial, pero no estoy seguro.
Lo dicho, el Arde Lucus es asignatura pendiente. Aunque todas estas fiestas de romanos, cartagineses, moros, cristianos, íberos y demás pueblos que circularon por la ibérica, tienen un parecido innegable entre sí, Lugo aporta un escenario espectacular que debe darles un plus que festejos similares no consiguen.
Gracias Pascual.
Pocas ciudades españolas pueden presumir de tener un Museo Nacional. Cartagena es una de ellas con su Museo Nacional de Arqueología Subacuática. La edificación tiene una parte subterránea y otra en altura que se compone de dos cuerpos situados a escasa distancia el uno del otro. La parte subterránea alberga el museo en sí. El museo resulta interesante pero, a mi modo de ver, más para los niños que para los adultos. Teniendo que alberga el tesoro del navío Nuestra Señora de las Mercedes, debería mostrarlo más de lo que lo hace. Se visita en poco tiempo y dispone de un interesante Restaurante. El entorno (puesto que se encuentra en la Marina de Cartagena) y la edificación, son un conjunto muy interesante, moderno pero sin estridencias, bien encajado en el entorno, con una buena combinación de cemento, hierro y cristal y con sus enormes letras de hierro forjado con el nombre del museo que bien merecen unas cuantas fotografías.
Nos ha pasado en varias ocasiones en Portugal (por ejemplo en Setúbal que otro día a otra hora me causó una impresión distinta) al igual que puede pasar en España en pleno agosto si uno se dedica a hacer turismo por zonas que no son las mas turísticas: no hay nadie y los pueblos y ciudades están tan vacías que hasta pintan mal. Además, Beja, con toda la belleza que atesora, está un poco avejentada y falta de cuidados aunque la tarde-noche que anduvimos por allí, con cena incluida en un estupendo sitio, pudimos comprobar que es un sitio que merece la visita.
La cena fue en el RESTAURANTE ADEGA 25 ABRIL. Encontramos previamente otro que nos gustó pero no recuerdo si estaba lleno o si era demasiado pronto para cenar.
Pasamos en Plovdiv la noche del Año Nuevo de 2019. Habíamos pasado la Nochevieja en Sofía (Sofia que dicen ellos) y la noche fue divertidísma. Al día siguiente cogimos un coche de alquiler y pusimos rumbo a Plovdiv que dicen es la ciudad mas antigua de Europa.
Después de instalarnos cómodamente nos fuimos de paseo por el casco antiguo desde el que se puede llegar al “Nebet Tepe” una de las colinas de la ciudad con estos de la muralla, torres y otros restos arqueólogicos. Merece la pena subir la empinada cuesta de adoquines y disfrutar de las vistas.
Me encontré unos casquillos de bala (cinco en concreto) y me los traje para España. Espero que no fueran la prueba de algún delito …
A la bajada continuamos transitando por el centro antiguo y desde allí nos desplazamos al centro comercial y moderno en el que se encuentra el Teatro Romano.
Nos alejamos en Roots Hotel and Wine War a cargo de un amable señor de nombre Dimitri que nos preparó una rica y copiosa cena. Habitaciones sencillas pero limpias y calientes y trato familiar en el condumio.
360 grados de vistas de Cartagena, incluidas las del Teatro Romano que uno podría dar casi por visitado una vez que lo haya admirado desde aquí.
Al cerro donde se encuentra el Castillo de la Concepción “o de los patos” o Parque Torres se accede desde la Catedral de Santa María, desde la Plaza de San Ginés, desde la Calle Cuatro Santos, desde la Muralla del Mar y desde el ascensor panorámico.
La visita es gratuita salvo que subas en el ascensor o entres al recinto del castillo lo que no me resulta indispensable.
Lo indispensable es disfrutar las vistas de esta ciudad trimilenaria y de su bahía y puerto desde este mirador excepcional y que cuando termines te vayas a comer a La Muralla …
El día 18 nos marchamos de Portimao y emprendimos un tranquilo regreso a casa que nos llevó a Castro Verde, Beja, Serpa y Córdoba. Ya escribí de Córdoba y su Parador y lo haré en breve de nuestra tarde-noche en Beja pero quería dejar constancia de nuestro paso por otras dos localidades de interés como son Castro Verde y Serpa en pleno interior alentejano.
Castro Verde
Tiene Mariza una canción dedicada a la Feria de Castro. Es esta:
No coincidimos con la Feria que se celebra el tercer domingo de octubre (este año será el 15 de octubre).
Estando en Castro recibí una llamada de la notaría: un cliente necesitaba urgentemente que se le firmara la copia de una escritura firmada antes de mis vacaciones. Tuvo que salir al quite un compañero para atender la urgencia.
Especialmente curiosa nos pareció la Casa Dona Maria o Palacete Colaço. Es una casa señorial con una extraordinaria fachada posterior.
A la salida del pueblo, ya camino de Beja, junto a unos contenedores de basura vinos un montón de libros tirados. Me bajé del coche y estuve mirando. Me traje varios a casa y luego me los llevé a la notaría. Eran unos preciosos libros escolares. De esos que ya no se hacen.
Serpa
Tras amanecer el Pousada de Beja el día 19 pusimos rumbo a España. Atravesaríamos la raya por Rosal de la Frontera y desde allí rumbo a Sevilla y luego a Córdoba donde teníamos reserva en el Parador Nacional.
Serpa (curioso nombre) es un pueblo precioso pero estaba completamente muerto (y seguía haciendo mucho calor). En los días previos había celebrado su Mercado Medieval del que ya solo quedaban algunos elementos decorativos. Una lástima no verlo con toda su animación.
Frontera hispano-lusa
A lo largo de los años he cruzado la frontera entre España y Portugal por un montón de sitios. Me atrevería a decir que la he cruzado desde todas las provincias españolas que la tienen: Pontevedra, Orense, Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz y Huelva. La que me ofrece mas dudas es Cáceres y me falla la memoria con Orense, pero del resto estoy seguro. Mi abuelo paterno era de un pueblo fronterizo con Portugal: Aldea del Obispo.
Siempre me han gustado las fronteras con esos espacios de tierra de nadie, el gusanillo que genera atravesarlas cuando están operativas y el poderlas patear cuando ya no lo están inmortalizando el momento con la cámara de fotos y ahora con el teléfono móvil.
Salimos una mañana de Sofía en dirección a Varna, paramos en Plovdiv donde pasamos la noche de Año Nuevo y seguimos al día siguiente nuestra ruta parando en Veliko Tarnovo. Llegamos ya de anochecida a la ciudad costera que en Enero presenta un aspecto que debe ser bien distinto al del verano.
El hotel no estaba mal. Bien conservado y con un restaurante para el hamburgueo, el salchicheo y para alguna cosa mas que cumplió con nuestras expectativas. Al día siguiente comimos en el Central Beach, al borde de las aguas del Mar Negro. Era un sitio muy bonito, elegantón y bien atendido. Muy recomendable sin lugar a dudas.
Les dejo con una pequeña galería fotográfica de nuestra estancia:
He recuperado unas viejas notas (tienen ya unos siete u ocho años) de mis veranos mindonienses (que fueron varios después de haber dejado de ser Notario de Mondoñedo). Son estas:
- Ir a pescar truchas a la piscifactoría Gavín en Pastoriza.
- También hay una piscifactoría en A Pontenova.
- Montar a caballo o en quad, bañarte en la piscina y comer en Casa Cazoleiro de Meira.
- Ir al restaurante La Garganta de Vegadeo o a Casa Jano, uno de mis favoritos en la zona, que se encuentra en el pueblecito de Piantón.
- Ir a la cetárea y a la lonja de Burela. Comer en el restaurante A Lonxa y en O Sargo.
- Ir a el restaurante O Palleiro de Santo Estevo que no sé si está en Trabada o en A Pontenova.
- En Mondoñedo se puede visitar el precioso Salto do Coro, la cantera abandonada, la aldea de Vilar, hacer una barbacoa en A Fervenza, o acercarse al Campo do Oso a ver los caballos salvajes.
- No se puede dejar de ir hasta el Restaurante Palermo, que está en Tapia de Casariego.
- No sé si sigue celebrando la fiesta celta de Riotorto.
- Es muy bonita la Finca Gadea de Alfoz.
- Se puede también ir a Viveiro a a disfrutar del Pazo da Trave, del Hotel Ego y del fantástico restaurante Nito, de la playa de Area o del restaurante Louzao.
- Si es verano, se puede guardar un rato, si toca, para ver la competición de tirar de cuerda en la ría do Masma. Unos tiran desde Foz y los otros desde San Cosme de Barreiros y disfrutar allí mismo de las sencillas fiestas de San Bartolo.
- Es fantástico recorrer el río Eo desde A Pontenova hasta Vegadeo.
- Se puede comer en Casa Foguete cerca de Ribadeo, en Casa Cachón o en el Risón de Castropol (o mejor en Casa Vicente) o en la sidrería La Barrica de Vegadeo o en el de los callos de Trabada que se llamaba Ruta Caminho Norte o algo así.
- Que buenos ratos pasé en el Luciano de Bretoña, en el Pipo`s de la costa de Ribadeo, en el restaurante Acantilado de Barreiros o en O Pozo de Meira. No conviene olvidar a las hermanas NOMEACUERDO de Meira (donde me invitó a comer un día mi compañero Iurisprudente) ni de visitar los Oscos, Taramundi y Fonsagrada.
- Torre de los Moreno en Ribadeo y luego tomar una capa en el Lounge del Puerto.
- Playa de Xilloi. Una de las más bonitas para mi gusto.
- Confiterías de Mondoñedo: Habrá que llevarse una tarta, ¿no?
Aconsejo a los que hagáis uso de estas notas, que os cercioréis de que todo lo que recomiendo sigue abierto pues ya han pasado algunos años desde que me fui y más de los que quisiera desde que no voy por allí. Por supuesto, nadie debe echar nada en falta, pues podrá encontrarlo poniendo MONDOÑEDO en uno de los dos buscadores de mi blog.
Una amiga de Facebook (MBel) me decía hace un momento:
“Y hablando de éstas (mis entradas de ocio, cultura y gastronomía) y de tus gustos playeros, te recomiendo la Praia da Amorosa (distrito de Viana do Castelo).
Este verano (¡qué lejos está ya¡) recorrimos desde Lobios y su balneario del río Caldo, el Parque Internacional Peneda-Gerés y el curso del río Limia o Lima hasta su desembocadura en Viana do Castelo. Pueblos encantadores (Lindoso, Soajo, Ponte da Barca o Ponte de Lima); tanto es así que mi marido hablaba de nacionalizarse portugués. Buenísima comida y hoteles normales. A alguno le sobraba o se le había caído alguna que otra estrella”.
Yo le digo a mi hijo una cosa parecida: Si no fuera español, ¿de qué país me gustaría ser? De Portugal.
Tomo nota de tus recomendaciones. Y seguro que antes o después las usaré.
De frío, no por otra cosa, porque el paseo desde el centro de la ciudad atravesando el Kungsparken, donde unas migajas de una bolsa de patatas que cogimos de la papelera atrajeron a más pájaros que en la película de Hichtcock, hasta el Torso Torneado de Calatrava, tuvimos tiempo de congelarnos a base de bien.
Una vez estábamos a los pies del hercúleo edificio continuamos un poco más hasta el agua para divisar el Puente de Oresund y de allí regresamos al edificio del español bajo el que intentamos conseguir un taxi con nuestro deficiente inglés y con un taxista que tampoco estaba muy suelto o era un cachondo sin aparentarlo en absoluto (pues confundió al preguntarnos por el nombre, el de Ester con el de Shakira) o estaba un poco teniente o estaba hasta los mismísimos mientras atendía a unos azerbayanos a los que una pareja de homínidos bastante estrafalaria que acababa de salir del edificio les birlaba el segundo taxi que necesitaban para desplazarse todos (con el peligro que debe tener quitarle un taxi a unos azerbayanos).
El caso es que el hombre cumplió y cuando estábamos ya al borde de la congelación, llegó el taxi que esperábamos justo antes de que yo llamara a un Uber y mientras los demás de mi grupo estaban ya en trámites de pedir a unos amables suecos que pasaban por allí (de agradable paseo) que nos pidieran otro taxi.
Entonces fue cuando, ya calentito en el taxi, exclamé: “En Malmo, casi la palmo”.
Dos visitas he hecho a la Estaca de Bares. La primera fue en una Semana Santa con un frío y un viento considerables.
La segunda en un mes de Septiembre con viento, pero con buena temperatura.
En ambos casos me pareció espectacular, frondosa, agreste, natural, salvaje…
Además es uno de esos sitios a los que le gusta ir a casi todo el mundo: “el punto más al Norte de España, el punto más al Norte de la península ibérica, el punto más septentrional”.
Es uno de esos sitios a los que hay que ir en alguna ocasión y que no hace falta tacharlo de la lista, porque siempre merece la pena volver.
Fuimos a Estocolmo al comenzar el verano de 2019. Era San Juan y ellos celebraban el Midsommar aunque llegamos algo tarde y solo quedaban sus últimos coletazos.
Nos encantó la ciudad. Es grande pero plana y rodeada de agua por todas partes (Estocolmo está constituido por una serie de islas). El tiempo en esas fechas era fantástico. Huir al comienzo del verano español (y levantino) de los calores y llegar a un sitio donde se agradece un jerseicillo en determinados momentos del día es una gozada.
Elegimos muy bien el hotel; comimos de maravilla; visitamos el Museo Vasa que es absolutamente imprescindible; fuimos al Zoo y también recorrimos en barco el lago Malaren que está comunicado con el Báltico.
Les dejo con la galería de esos fantásticos días de comienzo del verano:
Llegamos a Fuente La Teja un viernes cerca de la hora de cenar. No tuvimos ninguna complicación, a pesar de la dificultad del tramo final del viaje, porque la casa se encuentra perfectamente indicada gracias a sus propietarios que cuidan este y otros muchos detalles. Tras varias y fresquísimas cervezas, todo el grupo, niños y mayores, cenamos abundantemente como si estuviéramos en nuestra propia casa, y después a la cama. No escatima en calefacción y agua caliente. Al día siguiente (tras un buen desayuno con patés y sobrasada incluidos) a la nieve. Sierra Nevada está a poca distancia y Fuente La Teja es un buen emplazamiento para visitarla y para hacer otras muchas cosas. De vuelta de la estación, otra buena cena y a dormir para volver a casa el domingo. La gente que lo atiende sabe lo que hace, hasta olvidé una cosa y me la enviaron a casa.
Pero por culpa de una huelga de controladores aéreos en Francia me he quedado sin un viaje que llevaba dos meses y pico organizando, sin posibilidad de cambio alguno. Bye, bye, Tokio.
Como soy hombre prevenido (y peleón…), he recuperado todo lo que había gastado en diversas reservas, excepto (curiosamente) el importe del seguro que cubría contingencias relativas a los vuelos (el que me tenía que proteger es el único que ha salido ganando con esto). Por recuperar, he recuperado hasta lo que no era reembolsable…
Yo tenía previsto cumplir 50 años en Tokio y al final los acabé cumpliendo en Copenhague.
Copenhague es una ciudad bastante monumental y muy interesante, ¡aunque hace un frío que pela¡
Mi cumpleaños fue fantástico. Hizo un día precioso, climatológicamente hablando. Comimos en la calle en un mercado, hicimos una visita guiada “alternativa” que finalizaba a las puertas de Cristiania (que nos dejó bastante desolados) y cenamos con nuestros compañeros de viaje y con otro matrimonio de amigos de nuestros amigos que hizo la noche mucho más interesante e inolvidable. Buena cena, copas y hasta algo de baile improvisado.
Tokio queda a la espera….
Coincidimos con el Rey Constantino. Este tipo de gente no irá a cualquier sitio, así que con este detalle creo que casi se dice todo, pero, claro, también estoy seguro de que a él no le dan la misma habitación que a mi …
La mía tenía un buen tamaño, pero no era enorme; estaba decorada en estilo muy clásico, demasiado clásico en realidad si nos centramos en algunos detalles como los apliques, embellecedores y lámparas del baño. El baño resultaba pequeño sobre todo la ducha, en la que tenías que estudiar tus movimientos antes de hacerlos. La cama, tipo king size, era súper cómoda, mullida, con todo tipo de almohadas.
El personal fue muy atento y servicial (salvo la señora que nos atendió en recepción a nuestra llegada, que resultó algo estirada y antipática).
El desayuno se sirve en un salón precioso, moderno y con ESPECTACULARÍSIMAS VISTAS A LA ACRÓPOLIS (¡QUE MARAVILLA¡), además el condumio en sí era buenísimo y los camareros, atentísimos.
Las zonas comunes del hotel son elegantes, frecuentadas por un público también elegante y muy amplias. El edificio es bonito y está situado en la misma plaza que el parlamento griego por lo que es visible desde muchas habitaciones el famosísimo cambio de guardia. Ha sido, es y ¿será? uno de los mejores hoteles de la ciudad.
El hotel está en la Calle Zorrilla, la trasera del Congreso de los Diputados. Ocupa un antiguo inmueble distribuido en viviendas independientes a razón de dos por planta más algún bajo comercial con entrada para cocheras y patio interior que se ha reconvertido en su conjunto en hotel conservando las viejas y magníficas escaleras y las puertas de entrada a las viviendas, ahora pintadas de verde. En el portal de al lado hay un restaurante con excelente aspecto (se llama “La Ancha” y los propietarios tienen también el “Fismuler” que es famoso por sus schnitzel). Teníamos reserva aquella noche en Lucio pero lo consideraré para otra ocasión. También tendré en cuenta la posibilidad de ir al Edelweiss al que le tengo ganas desde hace muchísimo tiempo.
El hotel es tan, pero tan, nuevo que huele a nuevo. Aún estaban hace unos días instalando y montando cosas. De hecho cuando hace meses hice mi reserva en Booking, las fotos de las habitaciones nos hicieron pensar que era rollo zen o ryokan puesto que los colchones estaban en el suelo, sin los canapés (¡aún así lo reservé¡). Ahora pueden verse ya las habitaciones completamente terminadas.
La habitación, aún con el pegote que siempre representa una cama supletoria, resultó amplia, acogedora y el baño es muy bonito. Camas confortables, buena ropa de cama y buenas toallas. Todo flamante y a estrenar. Silencioso a tope y con unas contras que te permiten no dejar entrar ni un rayo de sol por las mañanas (o no, si las dejas menos cerradas). El precio para una triple en esa zona fue fantástico, aunque diría que tuve suerte pues la hice cuando el hotel estaba echando a andar. He vuelto a reservar para finales de Febrero y la tarifa es más alta pero muy competitiva.
El personal es joven e intenta (y consigue) agradar. Llamaron a la habitación unos minutos después de nuestra llegada para ver si todo estaba en orden.
Espero verlo ya completamente terminado en unas semanas y pienso que será para mi un hotel a considerar en mis visitas a Madrid, sin que represente obstáculo el hecho de que esté en la zona Madrid Centro y no tenga parking propio. El parking de Las Cortes está a un paso. Puedes aparcar sin problemas en él e ir andando con la maleta, pero hay que hacerse con el distintivo ambiental (aunque no será obligatorio hasta Abril y hasta entonces la matrícula será lo que se observará para determinar las infracciones). Aquí se puede consultar el que le corresponde a tu vehículo y aquí puedes adquirirlo (y más cómodamente en cualquier oficina de Correos). Yo ya llevaba mi etiqueta así que hubiera podido aparcar sin problema en el parking de Las Cortes. Sin embargo el protocolo de contaminación decretado para aquel día me impedía entrar con el distintivo que corresponde a mi coche y dejarlo aparcado en la zona, aunque sabía que no hay intención de poner multas al menos hasta el mes de Febrero, así que decidí entrar en Madrid Central y aparcar teniendo en cuenta que desde la línea que marca el inicio de la zona a la entrada del parking (en la acera de enfrente del Hotel Palace) debe haber unos diez metros. Pienso que con esa escasísima distancia, es un riesgo asumible, cualquiera que sea el distintivo de tu coche y el protocolo de contaminación declarado adentrarse en ese parking y correr el riesgo de que te multen … ¿o te zurrarán la multa sin piedad aunque recorras esa pequeña distancia? Ya veremos que pasa cuando vaya a finales de Febrero. Informaremos … y seguiremos aclarando ideas con todo este asunto.
En cualquier otro sitio, esta Torre tendría más importancia y visitantes, pero en Galicia hay tanto que hacer, que ver, que puede quedar en un segundo plano.
El promontorio en que se encuentra la Torre, que es visitable y se utiliza para exposiciones, bien merece una visita, puesto que desde sus alturas se contempla una maravillosa vista de El Valle de Oro (O Valadouro), con sus nubes, sus pastos, sus eucaliptos, sus casas de piedras, sus ríos y regatos.
Desde allí te sentirás como el mismo Mariscal y podrás adentrarte en su historia “el credo, credo, credo”, la cabeza rodando, la revuelta de los irmandiños …
Conviene conocer un poco la historia antes de ir o conectarse a Internet in situ y descubrirla.
Una buena ocasión para la visita sería cuando hacen el Mercado Medieval de Mondoñedo …. o el de allí mismo que es un poco antes que el de Mondoñedo …
Creo que a la primera persona a la que hoy hablar de Liubliana fue a mi amigo FerFer (a quien debo este blog). Con su caravana se plantó allí hace unos años y me estuvo contando las excelencias de la pequeña y animada ciudad.
Nosotros viajamos desde Tgret que está en la punta de abajo de la península de Istria en Croacia (que no destaca por sus buenas comunicaciones), así que nos llevó un par de horas ir y otro par volver. Mereció la pena.
Había un gran ambiente, multitud de sitios para comer y la ciudad es muy manejable para recorrer su centro a pie. Hasta nos dio tiempo de quitarnos de encima a los chiquillos por un rato y visitar el bonito castillo para disfrutar de las vistas panorámicas de la ciudad y sus alrededores.
No olvidéis consultar cómo funcionan las autopistas en Eslovenia para evitar un disgusto.
No recuerdo cómo se llamaba el sitio en el que comimos en una de las calles principales pero lo hicimos muy bien.
Os dejo con el reportaje.
Menudo reportaje nocturno de Lugo me envió mi amigo Pascual hace unas semanas.
Las calles mojadas, el cielo oscuro y casi ni un alma por el casco viejo de la ciudad.
La verdad es que yo he hecho poca noche en Lugo. No tenía edad cuando fuimos a vivir allí y yo hacía 2º y 3º de BUP. Luego en viajes posteriores con los viejos amigos sí que nos hemos dado caña pero eran pocas noches y cada vez mas de vez en cuando.
Siendo Notario de Mondoñedo hubo algunas juergas buenas. Especialmente recuerdo una en que dormí en casa de mi abuelo con el abrigo puesto. Ya le contaré a Pascual otro día qué pasó aquella noche….
De cuatro días que estuvimos en Budapest, fuimos dos al fantástico Mercado Central.
El primer día llegamos a la hora de comer y comimos en los bistrós de la planta superior.
Sopa de goulash, salchichas con mostaza, cerveza y vino chardonnay. Todo por a precios económicos.
Luego dimos una vuelta por los puestos de souvenirs y similares de la planta superior.
Al acabar nos paseamos por la maravillosa planta inferior con sus decenas de puestos con caviar, patés y foies, salamis y otros embutidos, fruta, verdura, carne, especias, paprika, pasteles y muchas cosas más.
Es frecuentado por turistas y por aquincenses o aquineos y nos pareció tan maravilloso que volvimos al día siguiente para hacer casi lo mismo, salvo comer. En esta segunda ocasión lo hicimos en un correcto autoservicio de la planta superior, pero esa ya es otra historia.
En aquel viaje nos organizamos con la guía City Pack Budapest.
Nos gustan los mercados. Siempre que tenemos ocasión de visitar alguno cuando estamos de viaje, lo hacemos. También vamos de vez en cuando al de Santa Florentina en nuestra ciudad. Allí hacemos casi siempre el mismo recorrido: los encurtidos; las almendras y alguna especia; la frutería de Ramón; los pescados; puede que algún embutido con un quinto de cerveza; los salazones y el pan.
En el caso de Valencia, el mercado es espectacular y los alrededores mejores, si cabe. No creo que nadie vaya a Valencia y se quede sin darse una vuelta por allí.
Fue una gran satisfacción para mi que me lo pidieran, como amigos y como miembros de un colectivo que había obtenido unos pocos años antes el reconocimiento de su derecho a contraer matrimonio.
El día previo a la “boda” nos desplazamos un grupo de amigos de los de siempre desde nuestro lugar de residencia y nos alojamos en el Hotel Room Mate Óscar, en el Barrio de Chueca en Madrid.
Hotel Room Mate Óscar
Estas fueron mis impresiones del Óscar en Tripadvisor:
“Esta ha sido mi primera visita a un hotel de la cadena. Tenía muchas ganas de probar y me quedan muchas de repetir. El Óscar esta super bien situado, con un parking en la propia plaza en que se encuentra, en un edificio que tiene un toque original e interesante, con cuidadas zonas comunes y con habitaciones con un aire especial. También es cierto que la mía era un poco oscura, con vistas feas. El precio, que estaba concertado para la boda a la que asistíamos, estuvo francamente bien. El personal muy atento en todo momento. Hasta otra ocasión Room Mate”.
Como protagonista de la ceremonia una vez en Madrid tuve que acercarme al ensayo. Al terminar los más íntimos nos fuimos reuniendo en la Plaza de Vázquez de Mella, la del hotel, para tomar unas cañas en una terraza. Cuando estuvimos todos y con el firme propósito de “portarnos bien” en la preboda nos fuimos a cenar al Mercado de San Antón. Doy fe de que al menos intentamos ser buenos.
Mercado de San Antón
No lo conocía y me encantó. Y así opiné unos días después en Tripadvisor:
“Reconozco que fui con una cierta mala gana y que hubiera preferido otro sitio para cenar, más formal y sentado. Ahora, sin duda, lo recomiendo y volveré en cuanto pueda. ¡Que ambientazo¡, ¡que variedad de puestos y de estilos gastronómicos!, ¡que rato tan divertido!. Genial”
De regreso al hotel, hicimos una última parada. Fue de nuevo en la Plaza donde algunos no se resistieron ni a un mojito, ni a un segundo mojito. No fue mi caso, puesto que tenía que estar en forma para mi “actuación” del día siguiente.
Mi gran boda gay
El sábado, debidamente arreglado y anticipándome al resto de mi grupo, me dirigí al lugar donde se iba a celebrar “la boda”. Estaba ciertamente nervioso. Uno está acostumbrado a dirigirse en las lecturas de las escrituras a grupos pequeños de personas, pero en este caso me tenía que dirigir a un grupo bastante numeroso.
“MADRID, A 18 DE MARZO DE 2012…
Después de la ceremonia, en la que hubo música y canciones como esta…
…e intervenciones memorables, nos trasladamos al lugar de celebración, donde los novios habían organizado una fiesta superlativa, cuidada hasta el último detalle y que se prolongó hasta la noche. Se prolongó tanto que, y no es lo habitual en mí, agotado, fui uno de los primeros en marcharme.
De regreso al Room Mate Óscar, me recompuse con una ducha, un gigantesco refresco y una gran hamburguesa que me trajeron desde la hamburguesería hasta la misma puerta de la habitación.
Misión cumplida. Ahora le toca el turno a una boda real, A UNA BODA DE VERDAD, puesto que como tengo explicado en otro par de posts aún no he casado realmente a nadie. Esta boda se celebró antes de que los Notarios pudiéramos casar y aunque lo hubiera podido hacer, yo no soy Notario de Madrid y no era competente para casarles. Mis amigos ya estaban casados e hicimos una repetición de la jugada en la que me erigieron en coprotagonista por considerarme apropiado para el papel.
Llevaba meses queriendo organizar esta excursión. ¡Por fin llegó el día¡
Reservé vía web unos días antes y nos presentamos en el Parque a la hora prefijada.
Para empezar te proyectan un breve video sobre las minas de La Unión y luego te suben al trenecito que te lleva a la entrada de la mina.
En total la visita dura casi dos horas, buena parte de las cuales se pasa en el interior de la mina.
Los grupos son acompañados por un guía que hace muy bien su trabajo, da toda clase de explicaciones y conoce la materia.
El Parque es visitable sin pagar entrada, la mina en cambio no. Con la entrada se ahorra uno la caminata de subida y bajada y puede entrar a la mina, pero es importante saber que puede uno ver mucho sin pagar y hacer ejercicio mientras tanto. No hay muchas minas visitables y por eso esta visita es extraordinaria.
No es peligroso y es una visita para todos los públicos. Los niños disfrutaron un montón. Nos costó 61 Euros: 4 adultos, 2 niños de más de 5 años y 1 niño de menos de 5. Al salir compramos por 1 Euro, unas piritas de recuerdo.
¡Que ratico más bueno¡
De camino a Rila hicimos una parada técnica para estirar las piernas, pixar y fumar.
Luego, continuamos el viaje y llegamos al espectacular monasterio que con la nieve resultaba aun mas bonito.
Hacia mucho frío, había gente pero no mucha. Les dejo con las fotos que hablan por si solas:
De vuelta a Sofía paramos a parar en un pueblecito donde nos miraban con extrañeza aunque curiosamente en donde comimos (lo hicimos muy bien), había otro grupo de españoles.
La Muralla Romana de Lugo es una construcción única por sus dos kilómetros y pico de longitud, porque se conserva entera, porque tiene dos mil años, porque es Patrimonio de la Humanidad y sobre todo, desde mi punto de vista, porque es completamente paseable por su adarve. Mi abuelo la recorría todas las tardes, tras dar una pequeña cabezada sentado en su butaca del salón. No falló ningún día hasta que se hizo muy mayor.
Aconsejo al que disponga de poco tiempo para ver Lugo que de una vuelta a la Muralla, porque desde ella se divisa todo el casco antiguo y sus monumentos más importantes. Tras recorrerla, te bajas, visitas la Catedral, el Obispado y la Plaza de Santa María, te das una vuelta por la Plaza de España, los cantones, la Calle de La Reina, la Plaza de Santo Domingo, llegas al Palacio de la Diputación y hasta la Plaza del Ferrol, das la vuelta y te acercas a la Plaza de Abastos y desde allí, tras visitar la Iglesia de San Pedro y el Museo Provincial (con los famosos torques que fueron de un tío abuelo mío, Álvaro Gil Varela), ambos en la Plaza de Soledad, encaras la Rúa Nova en dirección Plaza del Campo y te tomas el primer vino en el mítico 14 donde habrás de pedir una tapa de calamares encebollados.
Si estuviera allí, seguiría por el A Nosa Terra donde no me resistiría a tomar una ración de orella, entraría en el Campos (al que regresaría para comer), me tomaría el cuarto en el Pazo das Pombas y encararía la Calle de la Cruz donde el hígado encebollado de As Cinco Vigas podría ser la última tapa antes de volver sobre mis pasos hacia el Campos, con el permiso de mi amigo Manolo del A Nosa Terra a quien visitaría, sin duda, al día siguiente.
Hay que ver las ganas que tengo de ir a Lugo … y casi las mismas de ir a Roma.
Fuimos de rebote. NH nos cambió unilateralmente nuestra reserva en uno de sus hoteles de 3* (¡cuantos NH hay en Ámsterdam¡) por este de 5*. No se cómo era el de 3*, pero este no merece las 5*, o al menos no las merecería en España. No obstante, nosotros habíamos pagado por 3*y teníamos 5*, así que a caballo regalado …
Obviando esto creo que:
- El hotel tiene una estupenda ubicación.
- El edifico es bastante feo para lo que hay en Ámsterdam.
- Lo mejor es la zona de recepción-entrada-salones que es inmensa.
- Las habitaciones son amplias pero vulgares, sin mucha clase, y los baños lo mismo.
- Me gustó mucho el desayuno.
- Es silencioso a pesar de estar donde está.
- Las vistas las teníamos a la zona de la estación central que estaba en obras. Una pena.
- El problema de este hotel es pagar por 5* y encontrarse con esto, con 4* tendría más que suficiente.
Como ya vengo diciendo en capítulos anteriores de la saga, esta es una serie de entradas mas visual que otra cosa, aunque, sin duda, podrán extraerse buenas conclusiones si comparamos las notarías del sistema latino y del sistema anglosajón.
Envío de Ignacio desde Bogotá
Me cuenta Ignacio que: “Esta fotografía está tomada en un lugar que me pareció insólito: el interior de una de las terminales del aeropuerto El Dorado, en Bogotá. Al parecer se creó para solucionar con celeridad problemas en la autorización de la salida de menores del país”.
E Ignacio un año mas tarde desde Medellín
Será por cables …
Envío de Rafa desde su tele

Envío de Mercedes desde San Francisco

Envío de Rafa desde Filipinas
Envío de la amiga de Ana desde India
Envío de Vitty desde La Rochelle (Francia)
Envío de Patricio desde Poitiers (Francia)
Envío de Marga Morguix desde Colonia
Envío desde Santiago de Compostela (Desiderio)
Envío de Pascual desde Lugo
Estaría dispuesto a arriesgar diciendo que esta notaría de reciente apertura es la primera de la historia que se sitúa fuera del recinto amurallado. Suerte, compañero. Yo tengo en mente hacerme algún día Notario poligonero …
Pascual me ha enviado esta otra:
La notaría de Lugo de mi padre estaba situada en esta misma calle.
Justito en Cracovia
Envío desde Madrid de Rafa Díaz-Vieitio
No es una notaría pero si un extraordinario Notario. Calle Barquillo.
Envío de Encarna desde Portugal
Envío de Pascual desde Becerreá (Lugo)
Envío de Ana Sansi desde Colmar, Alsacia, Alemania
Envío de Antonio Tébar desde Setúbal
Envío de Vitty desde NY
Envío de Paco Rosales desde Sicilia
Envío de Zacarías desde Berlín
El Notario erudito: Un envío de Paco a Zaca que me lo rebota a mi (Brantome, Francia)
Me gustaría saber quien era este señor. Lo que sí que me cuentan es que: “La placa es del claustro de la Abadía de Brantôme, en el Perigord. Las fotografías son de esa Abadía y del molino y río contiguos”.
Envío de Antonio y Laura desde Burdeos
Envío de José Luis desde Bucarest
Envío de Vitty Fanjul desde Nassau, Bahamas
Envío de un amigo de Plácido Barrios desde Bombay
¿Se han fijado bien en la anterior?
Pues ahora vean esta que me envía Zetacé al que se la envía Paco Ríos.
Sin duda que el “Notario de las sombrillas” debe estar situado en un buen pico-esquina que dicen por aquí. Su coche está mas viejo que el mío. Y el taxi.. mugriento.
Esta otra es, al parecer, de Bombay:
Envío de Encarna desde Padua
La casa del Protonotario de Almagro, envío de José Luis y Pepa
Notaría de Almagro en tiempos de Don Zacarías Candel y Romero
Envío de Marga Morguix desde Budapest (aunque no lo parezca)
Envío de Ignacio desde Braga
Envío de Vitty desde Marrakech
Munich, Varsovia, Badajoz y Sanlúcar de Barrameda
Envío de Sergio Mocholí desde Napoles
Como ya vengo diciendo en capítulos anteriores de la saga, esta es una serie de entradas mas visual que otra cosa, aunque, sin duda, podrán extraerse buenas conclusiones si comparamos las notarías del sistema latino y del sistema anglosajón.
Estas primeras son de mi reciente visita a Turín
La Valetta, envío de José Manuel
Bucarest
Envío internacional de Gloria desde Munich, Tirol y Perigord
Aquí hay un Multi-envío que incluye desde Atenas a Kotor
San Pedro Tlaque Paque, México
Envío de Elena desde Varsovia
Envío de Ana Sansi desde Volterra y Lucca
Envío de Amparo desde Club-Napoca (Rumanía)
Isla de Bohol (Filipinas), envío de Vitty Fanjul
Reservé en Febrero. Confirmé que podía disponer de cama supletoria para mi criança y dejé el asunto cerrado hasta el momento de nuestra estancia en Agosto.
Cuando fuimos a Formentera en Mayo, Andrés Diego, amigo y compañero, me insistió en que mucho mejor ir a Évora que a Montemor-o-Novo, pero el Palacete da Real Comanhia do Cacau me apetecía tanto que no le hice caso.
Andrés, tenías razón. No hay color entre Évora y Montemor. Montemor, a mi juicio, está sobre dimensionado, pero el Palacete merecía la pena.
Llegamos a media tarde con un calor tremendo bajo el que habíamos visitado brevemente Elvas, Évora y Estremoz. No tuvimos ánimo para parar en el Cromlech de los Almendros, a pesar de las recomendaciones de Andrés. Pensamos que podríamos caer derretidos si nos volvíamos a bajar del coche a las cuatro y media de la tarde del tórrido seis de Agosto de este año. Supongo que tendré opción de visitarlo en otra ocasión …
El Hotel Palacete está semi oculto. El navegador insistentemente nos situaba en la plaza donde se encuentra, pero visualizados los 360º no había pista de que edificio lo ubicaba. Recurrimos a las fotos de Booking y, por fin, nos dimos cuenta de cual era. Llamamos y entramos …
El Hotel, que se ubica en un Palacete rehabilitado y que es a la vez es fábrica de unos exclusivos chocolates, premeditadamente se oculta con el fin de aumentar la tranquilidad del huésped dando al establecimiento un aire diferente y exclusivo.
Nada más llegar nos enseñaron las estancias comunes y, entre ellas, el magnífico comedor en el que al día siguiente desayunamos. Después nos trasladamos a nuestra habitación que se situaba en otra edificación distinta a la espalda del edificio principal. Espaciosa, con su cuarto de ducha y otro para el wc y los lavabos junto a ellos pero integrados en la habitación; viejo armario, altas mesitas de noche y preciosa puerta de entrada al cuarto. Super espaciosa y techos altos. El enrollable que hacía las veces de persiana, cumplió a la perfección.
Tras instalarnos, nos fuimos a la parte trasera de la propiedad en la que se ubica la piscina. Una joven pareja y nosotros tres la compartimos un buen rato. Nos agasajaron con una merienda, con bebidas frías y vino blanco alentejano; fruta, quesos y algunos canapés. Todo gentileza de la casa. Fue el propietario el que nos aconsejó, cuando vino a darse un baño, que cenáramos en A Adega, un pequeño local muy próximo al hotel al que nos acercamos sobre las nueve y poco. El local merece su comentario.
Al mando estaba una pareja mayor y tenían con ellos a un chico joven (lo cierto es que estoy escribiendo este apunte sobre el restaurante cinco años después de haber ido y no recuerdo si era chico o chica). Él señor mayor era un gruñón cascarrabias que hacía que te entraran ganas de irte pero ella parece que no le hacía ningún caso y como enseguida le cogimos el rollo al buen señor pues nos limitamos a disfrutar de la cena tras haberme yo repuesto de una indisposición pasajera de la noche anterior. El vino lo recuerdo corrientito pero la comida rica, casera, abundante y barata.
Tras la cena, el sueño, y a la mañana siguiente, el desayuno en el fantástico comedor, estupendamente atendidos, con toda clase de confituras y mermeladas, enchidos, quesos, bolos, zumo, buen pan alentejano y sensación de ser el noble propietario del Palacete.
Antes de irnos nos enseñaron las dependencias de la fábrica de chocolate; nos explicaron todo el proceso y la distribución exclusiva de su producto. Probamos sus bombones y tras dejar allí nuestro equipaje nos dimos un paseo por Montemor hasta llegar a su castillo.
Podría contar muchas cosas de este parque lucense situado frente a la casa de mis abuelos en Gil Yuste que luego fue Pascual Veiga.
Podría empezar con aquella vez en que un cisne casi le muerde la mano a mi hermano cuando éramos muy pequeños, podría hablar de los cánticos de los pavos reales que solían estar por la zona mas cercana a la casa de mis abuelos, de mis visitas para mazar con Merchina, de la cantidad de veces que he leído la plegaria del árbol, de la cafetería y de sus detalles, de las fuentes, las estatuas y de los monumentos que resisten el paso de los años.
Las vistas al Miño desde el muro sobre las “cuestas del parque” donde se colocan las casetas del pulpo en San Froilán son magníficas.
No puedo ir a Lugo y dejar de darme una vuelta por el Parque Rosalía de Castro.
Les dejo con un galería de imágenes obra de mi amigo Pascual.
Calblanque es una playa virgen en un Parque Natural con acceso por caminos de tierra y piedras transitables en coche sin gran dificultad.
En verano el acceso está restringido a los vehículos y se accede en autobuses, creo que gratuitos, dispuestos por la “autoridad competente”.
Es una playa fantástica con aguas limpias de color azul verdoso y arenas tostadas. No es una playa que se limpie regularmente como otras, por lo que todos debemos cuidarla especialmente, incluyendo a la “autoridad competente”.
A veces hay más basura natural, llegada del mar o por tierra de la que sería razonable y deseable y yo soy muy asquerosito en la playa …
Sí, existe un Calblanque y un Calnegre. Curioso …
Pensamos que en Lagos había muchísima gente pero nos pareció poca cuando fuimos a Albufeira. Por la tarde habíamos estado visitando (se encuentra a 4 km) la Posta de Piedade. Por pereza no bajamos todas las escaleras para llegar al borde del agua donde había posibilidad de apalabrar un paseo en barca. La cena en Lagos fue en un asiático vulgaris, en plan bufet libre para que el chiquillo saciara su ansia de sushi. Lo intentamos en un sitio en el que la cola daba la vuelta a la manzana. Un sitio super recomendado pero asequible en el que no tuvimos paciencia para esperar una mesa. No recuerdo lagos se llamaba.
Un día antes habíamos estado comiendo en un restaurante en medio de ninguna parte entre Portimao y Alvor. Como ocurre tantas veces en Portugal comes bien en muchos sitios (no digamos que en todos porque es exagerado pero sí que en muchos). Vean sino el bogavante y las ostritas que nos endiñamos en aquel sitio que no he podido rescatar del olvido de mi memoria.
Si no recuerdo mal, la visita a Porec fue el último día de nuestra estancia en Istria. Descartamos un lugar mas cercano en el que se celebraba una fiesta muy conocida para ir allí y mereció la pena pero el viaje (como la mayoría en la península fue pesado).
La pequeña ciudad estaba muy concurrida pero tienen muy bien organizados los parkings y zonas de aparcamiento público.
Cuando después de cenar (en un sitio que no nos gustó mucho aunque probablemente estábamos ya saturados) nos volvimos al coche, no arrancaba. Enorme susto que me hizo pensar en la posibilidad de tener algún problema en nuestro regreso hacia Trieste desde donde volábamos a Valencia. El coche arrancó aquella noche en Porec y también al día siguiente con lo que la vuelta no tuvo intendencias reseñables ni siquiera en la frontera con Eslovenia en la que se forman larguísimas (y en cierta medida absurdas) colas.
Les dejo con un pequeño reportaje:
Creo que la Pousada de Beja es la única de la red de Pousadas portuguesas en la que he descansado. Bueno, descansar es un decir porque el colchón de la cama era un tormento. Han pasado cinco años desde mi visita y espero que lo habrán cambiado pero pasé una noche mala por culpa del colchón. Me molestó además que habiendo reservado con muchos meses de antelación mi habitación, me dieran una que no tenía las mejores vistas ni la mejor ubicación.
Por lo demás, llegamos a comer y comimos bien en el restaurante de la Pousada. Nos bañamos en la estupenda piscina y pasamos un rato delicioso en familia tomando el sol y completando nuestro bronceado.
A la mañana siguiente, el desayuno estuvo a la altura de las expectativas. Sin prisa pero sin pausa emprendimos viaje a Córdoba donde pasaríamos la última noche de aquellas vacaciones.
Desde aquella noche no he vuelto a Portugal. En el verano de 2019 Italia, Croacia y Eslovenia se llevaron el gato el agua. En 2020 y 2021 la pandemia lo mandó todo a freír puñetas. En 2022 nos dejamos caer por Montenegro y este año también ha quedado en blanco.
Ferragudo está en frente de Portimao. Al otro lado del río Aradle. Es un sitio muchísimo mas tranquilo que Portimao que es bastante bullicioso. La Praia Grande está a los pies del Forte de San Joao de Arade. Había allí varios sitios donde comer y acertamos con el que elegimos después de pasar un buen rato en la playa construyendo un “JUSTITO WAS HERE” con palitos, cañitas y piedras. Hasta nos zurramos un gin tónic que me hizo salir contentito del restaurante camino de una siesta playera mas o menos reparadora. El pueblecito es bonito y tiene su oferta gastronómica. Nosotros nos acercamos una tarde noche y nos dimos un buen homenaje en un sitio abarrotado que se llamaba “Marisquería Maré Cheia”. Creo que también debo tener alguna foto por ahí. Esta son las fotos de la playa.
Tras la cena en la marisquería dimos una vuelta por el pueblo que, si no recuerdo mal, estaba de fiestas.
Termino con tres imágenes mas:
¡Este puente, es una pasada! y eso que no lo disfrutamos del mejor modo, puesto que dicen que desde el tren que nos llevó de Copenhague a Malmo se ve mucho peor que si vas por la parte por la que discurre el tráfico rodado. Así que mejor el autobús que el tren (o alquilar coche si no llevas tu propio vehículo) para disfrutarlo. También se puede disfrutar de buenas perspectivas desde bastantes puntos de la ciudad de Malmo (que está a un paso de Copenhague), por ejemplo, desde la zona de playa próxima al Torso Torneado de Calatrava.
Hay una serie sueco-danesa que se llama precisamente “El Puente” que utiliza Oresund como hilo conductor. Al que le guste el cine negro, me dicen que no debe dejar de verla. Por lo visto es muy buena y altamente adictiva y que la tienen en NetFlix.
La serie comienza con la aparición del cadáver seccionado por la cintura de una mujer, justo en mitad de la línea virtual y al parecer real, porque está pintada en el asfalto, de la frontera entre ambos países, la mitad del cuerpo en Dinamarca y la otra mitad en Suecia pero con la particularidad de que se descubre que los “trozos” realmente pertenecen a diferentes personas….
Tiene una banda sonora muy buena:
En el trailer de la serie pueden verse espectaculares imágenes de Oresend.
Rijeka ya no es Istria. Esta al salir de Istria a la derecha. Opatija en cambio está en el principio o el final (según se mire) de la península.
Nos gustó Rijeka. Estaba tranquila pero es una ciudad de un cierto tamaño paseable, con comercio y restaurantes. Comimos en uno de aire italiano.
A la ida fuimos por el interior de Istria pero volvimos por la costa. Todos los viajes por allí se hacen pesados. Si no paras, disfrutas del paisaje y si paras, te eternizas.
Tras pasar unas horas en Rikeja y comer allí, nos metimos en el coche y emprendimos la vuelta a Tgret. Sin prisa, de hecho paramos en Opatija recorrimos el pueblo (vimos algún sitio muy chulo para cenar y una confitería extraordinaria) y nos pegamos una playa en una mini playa llena hasta la bandera.
Hay tantas pequeñas ciudades pequeñas y pueblos bonitos en Istria que resulta dificilísimo elegir la mas bonita, pero sin duda Rovinj sería un firme candidato para todo el que la visite.
Llegamos desde Tgret a una hora prudente antes de comer lo que nos permitió darnos un buen paseo por las bulliciosas calles llenas de bares, cafeterías y restaurantes. Mientras paseábamos fuimos fijándonos para elegir uno y tuvimos buen ojo porque tenía un emplazamiento sensacional y la comida estaba buena.
Al terminar nos fuimos a una playa al borde de un bosquecillo. Playa en realidad había poca. Mas bien era una zona rocosa que se había acondicionado para facilitar la entrada y salida del agua, las actividades acuáticas y la acomodación del personal lo mas cerca posible del agua. Los chavales se probaron con el parasailing y les encantó.
Les dejo con el reportaje del día:
Amanecimos aquella mañana de agosto en Badajoz y con un calor sofocante pusimos rumbo a Montemor O Novo con el ánimo de visitar Elvas, Estremoz, Évora y el Cromlech de los Almendros. Haríamos tarde noche en Montemor alojados aquí.
Al pasar la frontera hicimos la primera parada en Elvas que nos encantó y muy especialmente su acueducto. Después de un rato por allí y un recorrido tranquilo en el coche protegidos por el aire acondicionado, pusimos rumbo a Estremoz en donde visitamos su castillo echando un rato largo allí. Después continuamos camino hacia Évora y allí con un calor abrasador nos refugiamos en Restaurante Marisqueira O Gonçalves. Lástima que estuviera aun perjudicado por los excesos de las semanas previas y por el cochifrito de Badajoz en la noche previa. Hice lo que pude, disfrutó la familia y yo les vi hacerlo, aunque ya por la noche me tomé una cierta revancha en Montemor. Nos encantó el templo romano de Évora, por cierto.
Lo demás es historia. Tanto que ya casi no me acuerdo pero las fotos reaparecidas en un viejo móvil me han puesto a recordar y me ha apetecido dejar registro en el blog.
Habíamos llegado hasta el faro en un día previo y decidimos volver con mas tiempo otro día a Sagres. Localizamos una buena playa. Cogimos unas hamacas y alquilamos unas tablas para remar sobre ellas (paddle surf creo que se llama). Había tanta corriente que el paisano que las alquilaba tuvo que venir a rescatarme porque yo ya estaba rumbo a Madeira incapaz de dar la vuelta. La arena era muy blanca y el agua estaba muy muy fría (de lo peorcito que me he encontrado en Portugal). Comimos a pie de playa en un sitio del que no recuerdo mucho aunque tenga reminiscencias de que estuvo bien. Tras unas horas de playa, comida y ejercicio, dimos una vuelta por Sagres y después nos volvimos para casa.
Reservé varias habitaciones para un evento familiar en el mes de Abril. Conseguí un precio bastante bueno. Solicité cama de matrimonio y no me la dieron (¿por qué no ponen más camas de matrimonio en los hoteles?). Me advirtieron de que no podría tomar posesión de la habitación hasta las 16 horas. Contraataqué y me dijeron que a las 13 horas la tendría. No fue así, estuvo lista a las 16 horas (¿cuándo se le ocurrirá a algún empresario hotelero organizar los horarios y tarifas de otro modo?). Nos atendieron estupendamente a nuestra llegada. Todo el personal tiene una gran actitud y simpatía. Al no disponer a nuestra llegada más que de una de las tres habitaciones reservadadas, dejamos todo el equipaje en esa habitación, nos pusimos el bañador y nos fuimos a la piscina. Allí disfrutamos del Bar Oasis con barra en la piscina y nos pusimos “tibios” de cerveza, vermouth, margaritas y otros cocktails. Luego nos dirigimos al Restaurante Palapa a comer. Nos gustó mucho todo, sobre todo el arroz del senyoret, aunque el precio estaba en correspondencia con las 5 estrellas del establecimiento. Más tarde visitamos el Spa (donde no dejaban entrar a los niños a partir de una hora que ya había pasado, con lo cual los pobres se quedaron con un palmo de narices). Circuito termal y masaje: unos 80 Euros (gorro incluido). Breve descanso en la habitación y a cenar fuera del hotel. La habitación y el baño están bastante acordes con la categoría del establecimiento (les falta un pelín, pero desde luego las 4 estrellas se superan, sobre todo si se tiene en cuenta el resto del establecimiento que cumple con los cánones de un 5 estrellas). Salir sí que tuvimos que salir a las 12 horas … nada justo, la verdad.
En cuanto al Saltea, digamos que tiene una ubicación estupenda con una moderna y cuidada decoración repleta de buenos detalles en su interior, aunque preferimos sentarnos en la terraza y probablemente nos equivocamos porque merece la pena disfrutar de esa decoración, de la amplitud del comedor y de los demás espacios del local. Excelente el servicio. Tanto Pepe como toda su gente estuvieron a gran altura. Todo lo que pedimos nos gustó en calidad y preparación …. berberechos, almejas, gambas al ajillo, verduras a la plancha, atún … excepto (sí, repetimos) el arroz del senyoret que estaba algo duro y con los “tropezones” poco hechos. Algunas raciones resultaban insuficientes o ¿es que las cazuelas eran demasiado grandes? Elegimos un buen vino valenciano de entre las muchas opciones de la carta y, sin duda, acertamos. Bien los postres. Pagamos 450 Euros y éramos 8 adultos y 3 niños. Así que excelente, aunque fallaran las cantidades y el punto del arroz.
Hubo dos etapas en el viaje que hicimos con los Cobas Bastida.
Primero estuvimos en Sofía. Después atravesamos el país hasta el Mar Negro donde nos alojamos un par de noches en Barna. Desde allí regresamos a Sofía donde pasamos unas últimas horas bajo la nieve.
Bulgaria es un país recomendable para los que antes hayan visitado dos docenas de países pero tiene muchos encantos, of course.
La galería de fotos de Sofía lo atestigua y con ella les dejo:
Alquilamos una magnífica casa en Tgret con unas vistas espectaculares a la bahía. El baño en la bahía no era lo mismo que en mar abierto pero la placidez de las aguas, la abundante vegetación, el pueblecito con sus pocas casas y sus dos restaurantes, el puertecito, el calor moderado, la piscina, la compañía, la barbacoa, las tumbonas y algunas cosa mas lo compensaban con creces. Eso sí, seguramente al visitante de Istria le aconsejaría no irse tan abajo (a no ser que hayan arreglado las carreteras en estos cuatro años que han pasado).
Si Tgret está casi abajo del todo de la península, Koromacno está aun mas abajo. Al llegar en busca de la playa se encuentra uno con una fábrica que le hace temer que estando al borde del agua y con el aspecto que tiene que se ha equivocado de playa. Pero no, el agua está impoluta, aunque la playa, eso sí, es de piedras (de cantos rodados que te hacen polvo al caminar). El día estaba raro; incluso llego a lloviznar pero no nos fuimos. Alquilamos sombrilla y hamacas y echamos allí unas cuantas horas entre risas y algo de manduca que fui a comprar a un barecillo cercano donde me aprovisioné de cerveza, calamares con patatas y mayonesa, hamburguesas y algún bocata.
En la zona además de cantos rodados hay zonas de roca. Curioseando por ellas me di un resbalón que pudo tener consecuencias graves pero que quedó en costalazo y ridículo. Nadie se dio cuenta de los de mi familia porque unas rocas tapaban a otras y no tenían visibilidad. Para habernos matado.
Salgo en un rato para allá. Esta es mi lista de buenos propósitos.
Pues vamos a comenzar tomando una cervecita y comiendo un arrocito en Azul Sunset Point.
El otro día vi en Instagram a una opositora que conozco tomando una copa en la terraza del Ateneo Mercantil de Valencia. Me dio envidia así que tal vez nos hagamos un gin tonic allí.
No sé si mañana será un buen día para ir a dar una vuelta por el Mercado Central.
En algún momento nos pasaremos por la exposición de Adsuara, Vicent i Peresejo, que tiene una pinta extraordinaria.
Y el sábado pensaba en pasarme por La Malvarrosa a la que no voy desde mi época de opositor o de “El estado más feliz del hombre”, pero los del Dark me dicen que mejor a El Palmar y la Albufera y que si quiero barca que la reserve. Un sitio kid friendly y que no tiene problemas de espacio es el Nou Racó.
Si me pongo pesado con lo de ir a La Malvarrosa, tal vez L´Estimat, La Pepica y Casa Carmela son buenas opciones.
Pero muchísimo mejor, donde va a parar, es ir a la Pobla de Farnals y comerse un arroz al horno a leña en cazuela de barro en una auténtica barraca valenciana. En tal caso, hay que pasarse por Bergamonte. A esta opción se apunta hasta mi amigo Bernardo que, en esto de comer, no da puntada sin hilo.
A ver que nos sale al final, pero en cualquier caso parece que este fin de semana habrá una gran conmoción en La Fuerza.
Mi amigo Pascual, que es segoviano pero vive en Lugo, ha hecho recientemente la “VISITA ESPECIAL GUIADA: UN PASEO POR LAS NUBES”
Se trata de subir a las torres de la Catedral de Lugo desde donde se disfrutan espectaculares vistas de la ciudad amurallada (y de mas allá de las murallas romanas) y del propio recinto catedralicio y sus alrededores inmediatos.
En el enlace indicado están todos los detalles (y se advierte que ha de haber un mínimo de 5 personas).
- Viernes y Sábado:1 turno: 11:00 – 12:00 / 2 turno: 13:00 – 14:00
- Precios:General: 12,00 €. / De 12 a 18 años: 5,00 €. / Niños hasta 12 años: 2,50 €.
- La visita incluye: Triforio, Claustro y Torres
En cuanto vaya por Lugo, haré la visita y así sumaré otras torres catedralicias a mi repertorio tras la de Murcia (que visité hace muchos años), las de Mondoñedo (a las que he subido en un par o tres de ocasiones) y las de la catedral vieja de Salamanca (espectacular).
Pascual me ha enviado un bonito reportaje que me ha traído muchos recuerdos.
En la foto tres está la Iglesia del Carmen en la que se casaron mis abuelos en 1939. Cincuenta años después celebramos allí la ceremonia de sus Bodas de Oro. Parece que tiene el techado en obras.
En la foto nueve está la casa en la que yo viví en Lugo entre 1984 y 1986 cuando mi padre estuvo allí destinado como titular de una plaza en la ciudad. El número 168 de la Ronda da Muralla era entonces. Justo al lado están las “Josefinas” (las Pepas) que fue el colegio en el cursé 2º de BUP y un trimestre de 3º porque en el segundo nos marchamos de Lugo y volvimos a Murcia. Una pena ya que algunos estábamos allí bien a gusto especialmente mi hermana María y yo. Hay que ver las vueltas que puede dar la vida. Por cierto, Pascual también me ha enviado fotos de mi colegio.
Destacaré, por último, que en la Catedral de Lugo (en la Capilla de la Virgen de los Ojos Grandes) se casaron mis padres el 2 de Octubre de 1964. Ha llovido mucho desde entonces.
También diviso el claustro catedralicio, la muralla romana, la Plaza de Santa María y el Obispado.
Gracias a Pascual por el reportaje.
Fue la de 2014 y me costó pasarla allí.
Mi padre había muerto el 15 de Noviembre y si hice este viaje fue porque lo tenía organizado antes de que falleciera e íbamos con nuestros amigos los “Pescadores”. De no haber sido por esto, pierdo el dinero y no voy. Luego, lo reconozco, este viaje me vino bien. Cuando se te muere tu padre (mi Santa Madre vive, gracias a Dios y por muchos años) pasas un luto de 24 horas, de una semana, de un mes y de un año y cuando pasa el año y ya no hay más fechas en las que decir, “hoy es tal cosa o tal otra” comienzas a encontrarte mejor.
Así que 45 días después de la muerte de mi padre, yo no estaba para irme a ningún sitio, pero aún así me fui.
Me fui a Bruselas y nos buscamos un sitio para pasar la Nochevieja. Hubo unos cuantos candidatos:
Le Marmiton. 79º puesto en Tripadvisor.
Chez Leon. 645º.
L`Ogenblik. 222º.
Brussels Grill Grand Place. 846º.
La Quincaillerie. 716º.
Les Brassius. 305º.
Belga Queen. 402º.
L´Ultima Atome. 1.439º
¿A que no aciertan a donde fuimos? No, no fue a Le Marmiton. Fuimos al que nos lo puso fácil y nos ofrecía algo medianamente interesante … Fuimos a Chez Leon. Muy céntrico, muy turístico y muy listos, porque la reserva que conseguimos hacer por e-mail y que quedó absolutamente confirmada, no era una reserva para siete personas a las 22:00 horas del 31 de Diciembre de 2014. No (y hay muchos sitios que juegan a este juego), era una reserva para ocupar un lugar garantizado en la interminable lista de espera que tenían aquella noche. Menos mal que llegamos con unas cuantas cervezas de más que dieron lugar a un irrepetible momento en un pub bebiendo en unos enormes cuernos como los de los vikingos y (literalmente) subidos encima de las mesas. Mi hijo me mira diferente desde aquel día, lo mismo que José María y Pablo que no daban crédito al ver a una gente tan seria, en situación de absoluto desparrame y practicando el dancing table junto a unas rusas muy animadas que hacían lo propio en la mesa de al lado. En fin, inolvidable.
Aguantamos como pudimos la espera (con más cerveza) y cenamos bastante bien, aunque yo hubiera comido muchos más mejillones y más ostras de los que comí. Cuando llegamos a la Grand Place ya habían pasado las doce y estábamos en el año 2015, así que nos improvisamos unas campanadas con las uvas de lata que había traído desde España.
Me vino bien ir a Bruselas. Me di cuenta pasado un tiempo. Creo que tengo algunas cosas más para contar de aquel viaje. Sí, seguro que las acabaré contando.
Estaré de paso, pero calculo pasar algunas noches de las próximas Navidades en Madrid y me llegan las recomendaciones por doquier.
Vamos a recopilar un poco lo que tenemos desde que escribí sobre Madrid la última vez:
Carl’s Jr Hamburgers en la Gran Vía
Viridiana
Al-mounia
Da Giuseppina
Umo, casa de comidas del Japón
Quintín
Cristina Oria, que tiene la particularidad de que puedes comprar cualquier objeto del restaurante y tiene también tienda abajo.
Comer cordero en Madrid: Ox,s y Casa Paulino en Alonso Cano
Los tres de Javier Aparicio: Salino, Cachivache y La Raquetista
Picalagartos, tapeo y cócteles con vistas a los tejados de Madrid. La terraza del Hotel NH Collection Gran Vía.
Roostiq
Ferreteria by Ego
¡Ah¡ y tampoco me importaría repetir en Casa Lafu pero para probar el resto de la carta porque el huoguo, ya lo probé en una anterior visita.
Me dice Vitty que le eche un vistazo a estos por el centro que es dónde voy a estar para disfrutar del ambiente y enseñárselo a mi hijo (que yo soy madrileño, oiga usted …): “Vietnam en la Calle Huertas, Sublime Tokyo en Cuesta Santo Domingo, Chuka Ramen Bar, detrás de Gran Vía y Umiko, “japo mediterráneo “; más alejado del centro tienes Noname Bar. Más detalles de todos como siempre en dimeunrestaurante.com“. Gracias.
Y venga un poco de cultura: Guía de Arte Urbano de Madrid y Mapa Interactivo.
Y si hay que tomar un copazo me han dicho que nada más dark que la Sala Equis: “es de lo más underground/moderno”.
De camino a Barna, pasamos por Veliko Tarnovo que fue capital del país hace varios siglos.
Hacía mucho frío y llevábamos la furgoneta de alquiler hasta arriba de maletas y nos dio miedo alejarnos demasiado de ella, así que primero nos acercamos a ver un mini parque de atracciones con monumentos (no recuerdo si nacionales o internacionales) en miniatura al que no entramos porque mas o menos se veía desde fuera y no parecía nada del otro mundo (al margen del frío intenso que hacía). Luego anduvimos por otra zona de la ciudad (un pueblo grande en realidad) buscando parking y nos bajamos para visitar otra cosa que no recuerdo ni cuál era. Finalmente, nos fuimos a ver la fortaleza de Tsarevets que data del siglo XII y que es de imprescindible visita (con menos frío seguro que mucho mejor o, al menos, elegid un día frio pero sin viento).
Tras la breve visita y unas fotos continuamos el viaje a Barna en la orilla del Mar Negro.
En mi viaje veraniego 2022 a Montenegro, anduve nada menos que 87,2 km.
Día 1: 3,7 Km Cartagena-Pinoso- Hotel Port Azafata.
Íbamos con la idea de cenar en el hotel que está a un paso del aeropuerto en un polígono industrial y al borde de la carretera, pero un poco mas adelante habíamos visto al llegar el Asador 7 de Julio y allí nos dirigimos. Fue todo un acierto. Un sito enorme con sus cubas de sidra. Pasamos un rato estupendo y cenamos de maravilla bebiendo sidra a tutiplén.
Día 2: 5,9 Km Hotel Port Azafata-Aeropuerto de Valencia-Aeropuerto de Belgrado-Aeropuerto de Podgorica-Zabjlak.
Los vuelos fueron en horario super cómodo y con Air Serbia (con la que nunca habíamos volado). Salimos de Valencia a las 9:55 aunque hubo que llegar pronto porque para ciertos vueltos, Air Serbia no permite sacar las tarjetas de embarque on-line y temíamos un overbooking que no se produjo. Llegamos algo tarde a Belgrado (desde donde ya se puede volar a sitios mucho mas exóticos) pero como la compañía era la misma, enlazamos sin problemas a Podgorica. Dudamos si volar a Podgorica o a Tivat pero nos decidimos por Podgorica porque está mas cerca de Zabjlak y porque a la vuelta queríamos visitar la capital. Tanto uno como otro aeropuerto son de juguete (especialmente el de Tivat). El vuelo a Podgorica es corto y salía a las 13:45 de Belgrado para llegar a las 14:35. Desde allí a Zabjlak en coche en un bonito y agradable viaje aunque un poco agotador con una carretera con unas inacabables curvas.
El huso horario de Montenegro es el mismo que en España por lo que amanece y anochece antes que aquí. En cuanto a precios, Montenegro es un país digamos que barato o asequible excepto el vino que solía ser caro tanto para las cosas de allí o como para referencias internacionales. La bodega predominante en todas las cartas era Plantaze y tomamos un par de blanquitos muy interesantes con la malvasía como uva protagonista.
Las tres noches en Zabjlak estuvimos alojados en el Hotel Soa. Un hotel con pinta de hotel de estación invernal (hay una a pocos kilómetros del pueblo). Diría que es el mejor de allí en competencia con el Hotel Zabjlak, aunque estaba en obras otro que parecía que iba a tener muy buena pinta. También había un par cerrados y semi abandonados que recordaban al hotel de El Resplandor. De camino al Soa había otro hotel con apartamentos que no consigo recordar como se llamaba pero que tenía buena pinta.
Lo cierto es que en el Soa casi nos hacen una jugarreta porque a 48 horas vista de nuestra llegada nos anunciaron que nos cambiaban nuestra habitación familiar en el hotel por un apartamento “no sé donde” a las afueras del pueblo. Al final pudimos quedarnos en el hotel aunque nos permutaron nuestra habitación familiar por una junior suite. Qué bien, ¿verdad? Pues no, yo quería la familiar que era mas grande aunque solo éramos dos, pero hubo tragar. Además, no nos devolvieron la diferencia de precio. Lástima hablar tan mal inglés como lo hablamos.
Día 3: 11,9 Km Zabjlak-Crno Jezero (Lago Negro)-Zabjlak.
Día 4: 11,4 Km Zabjlak-Cañón del Tara-Zabjlak.
Día 5: 7,1 Km Zabjlak-Monasterio de Ostrog-Budva.
Día 6: 7,6 Km Budva-Hawai (Svete Nikola)-Budva.
Nos decidimos por el Hotel Avala Resort&Villas por su espectacular piscina. El finalista fue el Hotel Budva por el que nos dimos una vuelta ratificándonos en nuestra decisión porque si bien estaba muy bien ubicado y tenía muy buena pinta, se situaba frente a una zona de playa mucho menos atractiva que la nuestra. En el Avala el dilema fue apartamento o habitación superior y nos decidimos por la última porque pensamos que en los apartamentos estaríamos un poco alejados de las zonas comunes y además en un alojamiento con dos plantas que acaba haciéndose un poco incómodo. No sé lo que aconsejaría al que me pregunte, pero a nivel de hoteles en Budva escogería el Avala que está justo al lado de la espectacular y bulliciosa ciudadela que recorrimos de cabo a rabo.
Día 7: 7,9 Km Budva-Islote Sveti Dorde o de San Jorge-Islote Gospa od Škrpjela-Perast-Kotor-Budva.
Día 8: 11,1 Km Budva- Rijeka Crnojevika-Budva.
Día 9: 2,8 km Budva-Sveti Stefan-Budva.
Día 10: 5,0 Km Budva-Lústica Península-Rose-Lústica Península-Budva.
Día 11: 6,3 Km Budva-Budva.
Día 12: 6,5 Km Budva-Podgorica-Aeropuerto de Podgorica-Aeropuerto de Belgrado-Aeropuerto de Valencia-Cartagena.
Los vuelos fueron Podgorica-Belgrado (15:20 horas) y Belgrado-Valencia a las 17:05 horas.
La organización del viaje corrió a cargo de Atlántida Travel (Atlántida Viatges) con los que ya viajamos a Atenas y Estambul en el año 2010. Desde entonces creo que no había hecho un viaje con una agencia pero este destino algo mas exótico para lo que estoy acostumbrado me pareció que podía volver a organizarlo con ellos.
Permiso Internacional para Conducir
Alquilamos un coche, un corsita azul que iba muy bien, y con él nos manejamos por medio país. También se encargaron en la agencia. Tuve que sacar el Permiso Internacional al no pertenecer Montenegro a la Unión Europea (aunque tenga euro). La gestión me la hicieron mis amigos de la Gestoría Puche de Yecla. Los montenegrinos, aunque mas los serbios y rusos que campan por allí, son un poco bestias conduciendo pero nada si los comparamos con los búlgaros. Por cierto, pagué un suplemento de 60 Euros (si no recuerdo mal) para poder sacar el coche de Montenegro. Había posibilidad de ir a Albania y tal vez a Croacia y Bosnia. Al final no fuimos pero preferí hacerlo. La realidad de las carreteras y la duración de los viajes hasta de la mas corta duración nos hice abandonar al día antes de llegar a nuestro primer destino. Creo recordar que la gasolina era mas barata que aquí. También fue un número saber que combustible tenía que echarle al coche cuando repostamos por primera vez al marcharnos de Zabljak.
Al llegar a Podgorica, en el aeropuerto, nos entregaron el coche y salimos. Aproximadamente a un kilómetro paramos para orientarnos con el Maps y paré el coche. Cuando quise arrancarlo, no había manera. Me llevó un rato averiguar que había que pisar el embrague al tiempo que le dabas al contacto. Mi mujer ya iba a pie camino del aeropuerto cuando conseguí arrancarlo después de buscar un tutorial en el teléfono.
En cuanto al teléfono, hay que llevarse uno secundario y comprar una tarjeta en el aeropuerto con la que funcionar los días que estés por allí ahorrándote una pasta. Para los Notarios un aviso: Los bonos de Ancert salen carísimos.
Espero ir añadiendo cosas a esta entrada que dejen ver lo bonito que es aquello y lo bien que lo hemos pasado. Que ahora recuerde tengo que hablaros de los ferrys desde Rose a Herzeg Novi, de que la isla de Sveti Stefan está cerrada a cal y canto por un conflicto casi internacional, del encuentro con la familia Gil de Coimbra en un agradable merendero bajo una parra, de lo que significa Ostrog para los montenegrinos (te lo juro por Ostrog, dicen), de Durmitor, de algunos sitios que nos fue imposible visitar, del lago Skadar y de alguna alternativa mucho mas interesante, de las tirolinas del puente sobre el río Tara, del recóndito monasterio de Sveti Mijailho (San Miguel), del baño en las congeladísimas aguas del Tara, del rafting por el cañón del Tara, de la visita a la ciudadela de Budva, de las murallas de Kotor, de las barcas para ir a Hawai, de la cueva de Cetinje, de la preciosa catedral de Podgorica (tal vez lo único que merezca la pena en la ciudad), de los taxi boat a las islas frente a Perast (que es precioso), del truco para aparcar siempre en el parking del Hotel Budva, de lo bien organizados que están para la visita a sus parques nacionales, de la chica que hablaba español de maravilla y que vendía hierbas en Durmitor, de la pila de mantas que había en Ostrog, de la peculiar forma de cobro en los restaurantes y del montón de restuarantes chulos (y alguno no tanto) a los que fuimos. Por ejemplo, el del Astoria en Budva, el Stari Most de Rijeka Crnojevica (donde disfrutamos de una ruta en motora con Petar y Jelena que fue una de las mejores experiencias del viaje), del restaurante en Rose antes del paseo en barca con el capitán Mailo (que estaba como una cabra), del Konova Luna en Zabjlak, del Lupo d`Argento también allí, del Casper en la ciudadela de Budva (que repetimos otra noche), del Astoria Beach también en Budva, y del Shangai en el exterior de la ciudadela de Budva, que ahora sea capaz de recordar (aunque hubo alguno mas que ya volverá a mi memoria).
Mi hijo está haciendo en Noviembre el viaje de estudios de 2º de Bachillerato. Dicen que así no se interfiere en la EBAU.
Hace poco mi amigo Julián Gómez de Maya (amigo como yo de los viejos papeles) me envió la ruta del que fue nuestro viaje de estudios de COU.
Fueron ocho noches y muchos kilómetros pero nos lo pasamos de muerte. Hubo que convencer a los del colegio de que no queríamos hacer la ruta mariana (Torreciudad, Lourdes, Covadonga y Fátima). Al final de Fátima y Covadonga no nos escapamos pero libramos Torreciudad (ya habíamos ido otro año) y Lourdes (a donde creo que algún día tendré que ir para cerrar el círculo).
Murcia-Toledo-Madrid: Hotel Colón. Menudo lío formamos saltando la tapia de un solar por una tontería que estábamos haciendo.
Madrid-León-Covadonga: Hostal Piloña (Cangas de Onís). Creo que esta noche fuimos bastante buenecitos.
Cangas de Onís-Lugo-La Coruña: Hotel Porto Cobo. Aquí la líamos parda. En Lugo la gente se bebía el ribeiro en vaso de tubo. Estuvimos en el mítico A Nosa Terra y hasta pasamos por Os Loureiros donde estaba la casa de mis bisabuelos. En el autobús alguno hizo una cochinada y se pasó arrestado el resto del viaje. La noche fue intensa con idas y venidas por los pasillos del hotel.
La Coruña-Santiago: Hotel Congreso. Una de las dos noches que pasamos en Santiago nos dejaron salir y la otra algunos se largaron del hotel sin que nadie se diera cuenta.
Santiago.
Santiago-Rías Bajas-Porriño: Hotel Parque. Aquí el lío volvió otra vez a montarse dentro del hotel. La mítica frase “eu tenho un chubasqueiro do pito” se oyó allí por primera vez. Hicimos buenas migas con unas chavalas portuguesas de Bragança que andaban por allí de viaje.
Porriño-Lisboa: Residencia Dos Anjos. El hostal era un tugurio de mala muerte en un barrio de mala muerte. No nos atrevimos a pisar la calle.
Lisboa-Mérida-Talavera: Hotel Beatriz. En Talavera estábamos arrebatados. Íbamos a la habitación de Don Francisco (el Purriños) para que viera que habíamos llegado y nos íbamos otra vez a la calle. Hasta yo que era de los buenos me fui aquella noche.
Talavera-Toledo-Murcia.
Yo desde luego retrocedería en el tiempo y volvería a aquellos 18 años.
Y volvería para poder disfrutar de tantas cosas que les quedan por hacer a estos chavales que han viajado a Marsella, Génova, Roma, Palermo y La Valetta.
Mi primer San Froilán fue el de 1984. Llevaba viviendo en Lugo desde el mes de junio. Habíamos llegado allí tras concursar mi padre a una de las notarías de la ciudad. Viví también allí el del año siguiente. Tengo pocos recuerdos. Las barracas (atracciones de feria), las casetas del pulpo (en módulos prefabricados mas bien cutres) y poco mas. Eso sí, tengo la sensación de haberlo pasado de miedo.
No volví hasta 2003 y 2004. Entonces el que estaba destinado en Lugo (en Mondoñedo realmente) era yo y allí recuerdo algún encuentro con los compañeros de promoción para comer el pulpo ya en el emplazamiento actual de las casetas (en las cuestas del Parque de Rosalía de Castro y no en uno de sus laterales). A mi abuelo no le gustaba ir a las casetas. Le gustaba ir a tomar el pulpo en San Froilán pero no allí.
Mi último encuentro con el Santo y con el pulpo fue en el año 2017 (tal vez fuera 2015). Hicimos una gran Xuntanza de mi familia por parte de madre. Hubo dos encuentros gastronómicos: uno en las casetas y otro en la bodeguilla del A Nosa Terra. Mi amigo Roberto me gestionó ambas reservas. Fueron unas horas inolvidables precedidas de un largo viaje en furgoneta con parada y fonda en Astorga y larguísimo regreso desde Lugo hasta Cartagena pasando por el Campo de Golf de La Manga para devolver las furgonetas.
Desde entonces siempre deseando ir (como a As San Lucas de Mondoñedo).
Gracias a mi amigo Pascual que es segoviano pero anda por Lugo tengo magníficos reportajes aunque no se vean muy bien las fotos porque formatearlas para el blog no es tarea fácil.
Tras el primer envío, Pascual me completó el reportaje.
La tercera entrega.
Y otra tanda mas:
Parece que el tiempo acompañó bastante. Ojalá pudiera ir en 2024.
A la espera del relato turístico, gastronómico y deportivo, adelanto el completo reportaje fotográfico de Zetacé durante su estancia en la capital checa para participar en su cuarta maratón. Tras Valencia, Berlín y Madrid, se ha atrevido con Praga consiguiendo su mejor marca personal y bajo el patrocinio de Justito El Notario. Gracias my friend, eres resistente como pocos, dinosaurio y maratoniano… a la próxima me apunto … a correr el pico de los 0,195 km ;))..