parlamento sueco estocolmo

Tres días en Estocolmo

Ha sido nuestro primer viaje a la Europa fría en época de manga corta. Después de congelarnos en Budapest, Viena, Bruselas, Sofía o Berlín, como mola ir a la Europa fría cuando hace buen tiempo. Espero poder repetir el plan de Estocolmo en las mismas fechas del año que viene en otra ciudad. Tal vez en Helsinki en Oslo.

El Midsommar

Bueno, lo primero que tengo que decir es que exceptuando a algunas chicas (pocas) que llevaban las típicas coronas de flores en la cabeza, no vimos ni rastro de Midsommar, aunque sí fuimos conscientes de su objeto: celebrar la fantástica extensión de las horas diarias de luz solar y el fabuloso tiempo que hace en esas fechas en Suecia (sobre todo si lo comparas con el del resto de las estaciones). En realidad, para nosotros, para mi que fui el promotor del viaje, el Midsommar era una excusa para visitar una ciudad a la que le tenía muchas ganas y que, lo anticipo, es una de las más bonitas que he visitado hasta la fecha y eso que ya son unas cuantas las que he tenido la suerte de ver porque con las visitas de este Agosto a Croacia y Eslovenia, son ya veinticinco los países en los que he estado.

Dónde vivir el midsommar en Estocolmo, Gotemburgo, Dalarna y Laponia.

Cae el mito de las suecas

En el avión no viajaban imponentes rubias de ojos azules. Tampoco en las 72 horas en que hemos estado en suelo sueco hemos ido desviando la cabeza hacia unas (u otros), ni nos hemos quedado bizcos observando la guapura del personal. Si vimos muchos guapos y guapas en Holanda y en Dinamarca, pero aquí no ha sido para tanto y eso que estrenábamos el verano y la ropa de estos meses nos favorece (por lo general) a todos más. Al final la culpa va a ser de Alfredo Landa, de los Ozores y de las pelis de los 70. Por cierto, ¿de dónde vendría aquello de hacerse el sueco y por qué Sueca se llama así?

Galería fotográfica

Aeropuerto de Västerås

Me decidi por Västerås por precio, horario y sobre todo por los traslados. Es súper recomendable el autobús que te lleva al centro de Estocolmo (de hecho fuimos a pie desde la estación hasta el hotel y desde el hotel hasta la estación). Iba casi vacío. Sale a los 30 minutos de la llegada del vuelo y está en la puerta misma del aeropuerto que es un aeropuerto de juguete. Creo que es el más pequeño de los que he estado en mi vida, al menos que ahora mismo sea capaz de recordar. Había una sola cinta portaequipajes. Conviene llevar cuidado a la vuelta y consultar los horarios de regreso en la web de la empresa de autobuses (la tengo enlazada aquí). Vuelven desde el mismo sitio en el que nos dejaron y nos vinieron de perlas los trayectos para ver el paisaje sueco y para recuperarme a la vuelta de los 51.000 pasos caminados, puesto que esa cifra es el doble de la que camino cualquier semana normal y teniendo en cuenta, además, que nos los hicimos en tan solo tres días. El día de la vuelta había solo dos autobuses. El primero salía muy pronto, así que cogimos el otro y apuramos a tope el día en la ciudad. Tarda unos 80 minutos. Al llegar al aeropuerto solo había un par de taxis, los demás que se veían por allí parecían estar concertados. A la vuelta, la verdad es que no me fijé. El paisaje es muy verde con esas típicas construcciones teñidas de color rojo que te llaman tanto la atención.

Esto sí que es el primer mundo

Está todo casi impoluto. Comparar un arcén de carreteras sueco y uno español o un solar sin construcción o una obra en construcción o cualquier otra cosa es sinónimo de derrota por goleada. Nos ganan en limpieza, en conservación, en respeto a las cosas de todos … están a años luz de nosotros. Se nota la conciencia cívica. Se nota que están más avanzados. Baños en las iglesias. Baños compartidos sin segregación por sexos y todos perfectamente practicables (especialmente para las mujeres claro). Colas que se respetan, pasos que se ceden. Solo los patinetes aparcados por doquier en las calles, algunas pocas pintadas y otros tantos adhesivos en el mobiliario urbano son muestra del pequeño incivismo de algunos. También es país del primer mundo en precios: Suecia es un país caro. Entre la Revolut,a la que ya estoy adaptado a la perfección, y que Suecia no está en el euro y utiliza la corona sueca, creo que se me ha ido un poco la mano con el gasto en este viaje.

Un hotel subterráneo

El hotel que elegimos se llamaba Hotel With Urban Deli. Está bastante bien situado, pero había que darse un paseito para llegar hasta el centro. De hecho, cogimos el metro en al menos dos ocasiones para desplazarnos más rápidamente. Lo más peculiar es que excepto la recepción, la zona de cafetería en la que se desayunaba (y muy bien, por cierto) y el resto de zonas comunes (incluyendo un mini market muy chulo) que se encontraban a nivel de calle, el resto del hotel es subterráneo. Yo sabía que había reservado una habitación sin ventanas, pero es que ninguna las tiene. Te adentras en el subterráneo por ascensor y escaleras, accedes a través de una puerta mediante tu tarjeta y recorres a derecha o izquierda un enorme pasillo (bastante ancho y con moqueta) que asemeja una calle, decorado con un montón de fotos, con las puertas de las habitaciones de colores con sus llamadores como si fueran puertas de una calle y con todas las tuberías y conducciones en el techo totalmente a la vista (aunque pintadas de negro y más limpias que una patena). La habitación era pequeña, pero disponía de una mini estancia principal con la cama de matrimonio y de otra adjunta (cada una con su televisión) con la cama supletoria. El baño tenía ducha (sin pie) y bañera. Todo era moderno y funcional. Limpio, nuevo y agradable, a pesar de que la falta de ventanas pudiera hacernos pensar inicialmente en otra cosa. Una gran elección que costó para tres y con el desayuno incluido (en el que no faltaron los arenques, que tomé todas las mañanas, ni las salsas, ni el salmón ni la crema de cacahuete) por 165 Euros por noche.

Moverse por Estocolmo

No hemos cogido ni un solo taxi en la ciudad. Nos hemos movido a pie, en metro (120 coronas cada viaje para los 3) y en ferry. En el metro hay que hacerse con un mapa y resulta fácil aclararse, aunque siempre corres el riesgo de ir en el sentido contrario al que quieres ir. Mi impresión es que el final de línea que marca la dirección no esta tan claro como puedo estarlo en el Metro de Madrid, por poner un ejemplo bien conocido de la mayoría. También hemos hecho un interesante tour en barco por los puentes de Estocolmo (Under the Bridges). El barco pasa, a través de un canal con puente levadizo y esclusa, desde el mar Báltico hasta un enorme lago interior que se adentra en el país durante bastantes kilómetros navegables (que no se recorren en el tour).

El barrio antiguo

Hemos pateado bastante el barrio antiguo (Gamla Stan), comenzando en el Parlamento y llegando hasta el extremo sur y de oeste a este, con la isla de la iglesia (Riddarholmskyrkan) que mira al Ayuntamiento en un extremo y el lateral del Palacio Real que mira hacia el Museo de Historia en el otro lado. Súper recomendable la Catedral de San Nicolás de Estocolmo. Está plagada de bonitos detalles. Por lo demás, y dependiendo del tiempo, en esta ciudad creo que hay que moverse por las zonas más cercanas agua. Al borde justo del agua, está, por ejemplo, el espectacular Ayuntamiento de Estocolmo, con su no menos espectacular torre (que es visitable, aunque llegamos tarde y ya había partido el último turno de ascensor para subir a contemplar las que deben ser unas vistas brutales).

El mercado Saluhall

Nos lo encontramos en obras aunque lo tienen temporalmente instalado en una construcción provisional en lo que debía ser un solar o jardín contiguo. Supongo que el verdadero será muchísimo mejor, porque incluso esté merecía la pena, aunque echamos en falta más espacios para ubicarse a comer la cantidad de cosas apetecibles que se te ponían por delante.

Estocolmo – Típico mercado  sueco Saluhall en el glamuroso barrio de Ostermalms.

Los museos

Tras releer mi propio post sobre mi programada visita a Estocolmo, antes de publicarlo, decidí que los museos que más me apetecería ver serían (sin orden de preferencia entre ellos) los siguientes:

  1. Palacio Real: Lo visitamos y es enorme no, enormísimo. Bien merece la visita, aunque no deja de ser un Palacio Real como otros que he tenido ocasión de ver.
  2. Museo Nobel.
  3. Museo Nacional (Nationalmuseum).
  4. Museo de Arte Antiguo (Medelhavmuseet).
  5. Caballerizas Reales.
  6. Museo del Alcohol (Spiritmiseum).
  7. Museo Libro Infantil (Junibacken).
  8. Museo ABBA.
  9. Fotografía (Fotografiska).
  10. Vasa Museo: Espectacular. Pienso que no debe haber nada igual en el ancho mundo. Un barco entero metido dentro de un museo hecho a medida. El Vasa podría ser el Titanic sueco. Un barco que se hunde en su primera travesía y en el mismo puerto de Estocolmo. Tras 333 años en el fondo del mar, se sacó a flote y se le hizo un museo. Los visitantes parecemos los enanos del cuento de Gulliver al lado de semejante coloso. Si tuviera que poner una pega, diría a mi me gustaría verlo con más luz de la que tiene. Costó 150 coronas para los adultos y es gratis para los menores de 18 años.
  11. Museo de Arte Moderno (Moderna).
  12. Museo de Arquitectura (Arkdesk).
  13. Museo de Arte y Cultura (Nordiska).
  14. Museo de Historia (Historiska Museet).
  15. Armemuseum (Guerra).
  16. Museo Historia Natural (Naturhistoriska).

También hemos visitado el zoo. No está mal, pero salvo que vaya uno con niños e insistan en verlo (como el mío), puede uno ahorrarse la visita y la pasta que te clavan por ella. La zona del Vasa y el zoo (donde también está el pequeño parque de atracciones) a la que llegamos en un ferry es muy recomendable. Comimos allí uno de los días, muy bien aconsejados por un chico sudamericano.

El Manducare

Slingerbulten. La noche de nuestra llegada cenamos (tras dar unas cuantas vueltas por Gamla Stan y no acabar de decidirnos por ninguno) en el Slingerbulten. Disponía de mesas fuera y dentro, pero nos inclinamos por el interior pensando que luego podría hacer algo de fresco. Atendido por gente joven, había una camarera sudamericana que nos fue fundamental a la hora de orientarnos ante la dificultad del idioma y de nuestro paupérrimo inglés. El local resultaba algo oscuro (¡tuvimos que sacar los móviles para leer la carta¡), pero era muy acogedor y nos brindó una muy agradable cena. Un acierto en la primera noche cuando uno está absolutamente desubicado en una ciudad que pisa por primera vez en su vida. Recuerdo el salmón, la tosta de camarones y el reno como platos reseñables. Recuperar la factura no ayuda mucho si os digo que tomamos toast skagen, gravad laxtoast, rokt renrora, kottbullar y falskracks. De lo que si me acuerdo es de la botella de vino, un blanco chileno algo calentorro (con tapón de rosca) en un país dónde el hielo precisamente no escasea (todo lo contrario que el vino pues es imposible el cultivo de la vid en estas latitudes). Tripadvisor lo tiene situado en un respetable (y la verdad, algo sorprendente) puesto 62º. RECOMENDABLE.

Bistro Pastis. Situado también en Gamla Stan. Con el lío de las coronas y los euros, me pedí una botella de vino de 350 euros. La camarera debió verme pinta de pobre porque al rato regresó y me dijo que la botella que había pedido costaba ese pastizal. Quedé muy agradecido y resté un cero a mi petición conformándome con uno de 35 Euros. Comimos una ensalada de pulpo que no nos gustó mucho, pato, ostras rebozadas y un buen trozo de carne para mi body. De nuevo tuve buen ojo pues el Pastis está en el puesto 102º del listado de restaurantes de Tripadvisor en Estocolmo.

Pong Buffé. Por la zona del hotel (cerca de la céntrica calle dedicada a Olof Palme), a pocas calles, había un buen ambiente y encontramos para cenar y darle capricho al orientalismo gastronómico de Justito Junior este buffet libre, salvo bebida, que estuvo correcto y poco más. Tiene un honroso puesto 275º pero solo lo recomiendo en caso de urgencia de sushi y otras viandas orientales básicas.

Spritmuseum. Fantásticas vistas y ambiente. Solo soy capaz de recordar las salchichas y los quesos suecos. El Museo del Alcohol tiene un fantástico restaurante interior, una terraza al borde del agua para comer en plan snack y otra algo más retirada pero desde la que se ve el agua perfectamente en la que supongo que la cocina será algo a medio camino entre el snack y una restauración más elaborada que es la que se puede disfrutar dentro. Fue aquí donde otro camarero sudamericano nos salvo de esforzarnos en hablar inglés. Está muy bien situado en Tripadvisor. MUY RECOMENDABLE.

Sallys Bar. Una pizza en la calle más famosa de Estocolmo (VästerlÃ¥nggatan). Carpaccio, quatro quesos y una nórdica en un local abarrotado con mucho público aparentemente local y bien atendido, aunque flojo para nuestras expectativas. Tenía que haber hecho caso a la intuición de mi mujer y habernos decantado por Martin Trotzig. Todavía estarán esperando a que Carmen aparezca … Está el 240º.

Mercado de Saluhall. El último día comimos en el mercado. El Tysta Mari fue nuestro elegido (puesto 140º). Allí nos dimos a las ostras con una copa de algún vino espumoso (creo que era cava) a las tostas variadas y al salmón. En otros puestos nos comimos un wrap y probamos los quesos. RECOMENDABLE.

Me ha quedado un recopilatorio un poco deslavazado y tal vez algo soso pero es lo que me pasa cuando no tengo tiempo en un viaje ni para tomar mis habituales notas: luego me falla la memoria y se me olvidan algunas de las cosas que fuimos haciendo.

Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario




 

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