Supertramp en el colegio

Si me quiero retrotraer a mi época colegial, al patio de mi colegio en las dos largas horas que teníamos para comer y hasta que se reanudaban las clases por la tarde, no hay mejor remedio que escuchar a Supertramp.

Los de COU tenían la potestad de poner música en la megafonía del colegio durante aquellos largos recreos y escuché decenas de veces los discos de Supertramp y especialmente el Breakfast in América, así que cuando vuelvo a escuchar aquel disco me veo en pantalones cortos con mi uniforme, mi corbata o mi chándal del colegio (eso de las sudaderas no está en mi vocabulario, como tampoco me sale decir polo cuando toda la vida dije niqui), jugando a las canicas, de palomero, hablando con el portero del equipo contrario mientras se jugaban simultáneamente cuatro partidos de fútbol en el mismo campo o jugando al juego de moda de cada momento ya fuera el de los cuchillos, la una la mula, al churro media manga mangotero (mi preferido, sin duda pues era temible un tío de 90 kilos), el pillao, a polis y cacos, al 3×7=21, a la peste o practicando el que fue mi deporte escolar favorito: el hockey sobre patines que fue el único deporte que se me ha dado algo bien en la vida, al margen de la natación. Como lea esto Luis Vallés, seguro que se ríe, ¡así que le mando un abrazo por adelantado¡.

Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario




 

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