El gran no espectáculo de las bodas notariales

 

bodas ante notario

 

Advertencia: En la web “Justito El Notario”, su titular y responsable Miguel Prieto Escudero, no asesora ni aconseja ni lo ha hecho nunca desde la apertura del blog el 20/11/2015. Aquí únicamente se informa, se divulga (o al menos se intenta) y se opina (con mayor o menor grado de acierto). El contacto, colaboración o comentario a las entradas, no puede entenderse en ningún caso como un acceso telemático a mi notaría ni conducente a la firma de un documento público en la misma. A esos fines deberán dirigirse a mí por los cauces oportunos, pero nunca por la vía de mi blog que constituye una actividad completamente privada y no está conectado con la web de mi notaría.

 

“Recientemente una persona muy querida para mí decidió casarse a través de un notario”.

Mas que “a través” las cosas se hacen “ante nosotros”. Me recuerda aquella señora a la que llamaron por teléfono cuando estaba firmando algo conmigo y dijo: “Ahora no puedo hablar que estoy dentro del Notario”.

“Lo que no me podía esperar es que ese matrimonio ante notario se pareciera más a la firma de una hipoteca que a otra cosa”.

Supongo que la comparación con la hipoteca es por la falta de emotividad y alegría que se le pudo dar al acto. Vale, se acepta, pero nada nos obliga a ser emotivos, ni alegres. Nada que objetar en realidad en ese sentido. Podrían haber preguntado previamente en qué consistía el acto y hubieran evitado sorpresas o hubieran buscado a un Notario que le diera otro aire al otorgamiento.

“Además de que la notaria, fijó el acto para las 10 de la mañana de un viernes. ¿Quién se casa a las 10 de la mañana de un viernes?”.

Bueno, las citas suelen convenirse tanto en día como en hora y no es precisamente el propio Notario el que se encarga de la organización de la agenda de la notaría.

Los que se casan a ese día y a esa hora son los mismos que se casan a las 10 de la mañana de un viernes en un juzgado que es el lugar mas apropiado para establecer una comparativa a estos efectos.

“Y nos sentamos alrededor de la mesa cuadrada de la sala de reuniones. Nada de estar de pie y todo eso que ya conocemos. No, sentados”.

Que ya conocemos de otro tipo de celebraciones matrimoniales, no de las bodas notariales. Yo no firmo nada de pie. Estoy sentado y todo el que lo quiere estar también lo está.

El otro día se cachondeaba uno en Twitter cuando decía: “Estoy en una boda civil y hay que levantarse “en honor al ordenamiento jurídico español” ¿qué es esto? jajajajaja”.

“Comenzó la señora refiriéndose al documento en cuestión, que llamó «contrato de matrimonio». Leyó el texto, recitó los tres artículos del Código Civil de rigor, y le dijo a los contrayentes firmen aquí y aquí. Y ahí se acabó la cosa. Yo le pregunté, al final, a la notaria si no sería pertinente que los declarara «marido y mujer». Porque es lo que se suele hacer, en estos casos, ¿no?”.

Pues no, no se les declara marido y mujer. Es usted un antiguo. Nos limitamos a declararlos unidos en matrimonio. El Código Civil ya no habla de marido y mujer y sí, el matrimonio puede conceptuarse como un contrato aunque usted lo vea como un rito tribal cuya importancia depende de cada uno y es relativa. Pero le doy la razón en que debía haberlo hecho, si es que no lo hizo.

“Tampoco preguntó por las alianzas”.

Las alianzas no forman parte del matrimonio civil. Debería usted saberlo. Ni las arras, ni los niños que las llevan, ni las flores, ni los tocados, ni las indumentarias de ninguna clase. Yo solo he casado una vez. Eran unos amigos. Él venía de pantalón corto. Para las fotos despejé un poco la mesa y encargué un pequeño centro de flores. No he repetido boda con lo que no sé si lo haría con otras parejas que no fueran de amigos. Seguramente también despejaría la mesa y quitaría algún enredo del despacho y nada mas.

“Hizo las felicitaciones de rigor a los contrayentes y se marchó. Tuvo una evidente ausencia de empatía. Porque este momento, cuando dos personas deciden unir sus vidas en matrimonio, es uno de los más importantes para cualquier ser humano. Es el rito de paso más importante, preciso”.

Claro, ni cuando heredan porque ha muerto su padre y no lloramos con ellos, o cuando testan porque se están muriendo, o cuando compran una casa que es la ilusión de sus vidas, o cuando piden un préstamo para comprarse el cochazo o el cochecito de sus sueños o para hipotecar la casa para comenzar un proyecto de vida. En la notaría hay para risas y llantos casi todos los días y unos somos mas festivos y otros menos, ¡qué se le va a hacer!

“Mientras estábamos en la sala de reuniones –no quiero llamarlo ceremonia porque fue cualquier cosa menos eso–, me acordaba de las bodas por la Iglesia a las que había asistido. Veintiún siglos confieren mucha experiencia. Hay que reconocer que, en puesta en escena, son el «top one». O de las bodas civiles, que también he estado en unas cuantas. Unas más brillantes que otras, es cierto, pero bodas al fin y al cabo”.

Hace usted una comparativa errónea. Si querían eso que fueran a la Iglesia a contraer matrimonio. En los ayuntamientos hay concejales y alcaldes que tienen fama de casar muy bien. No creo que en los juzgados le den al asunto tanta festividad. Eso que dice será mas bien de las bodas “municipales”. Sus señorías tampoco están para demasiadas historias, menudos son.

“La «boda» que ofició doña María Luisa de la Calle no fue una boda. Fue la firma de un contrato que podría haber sido para un préstamo por un coche o para una casa. Cualquier cosa menos una boda”.

Mire, la palabra boda solo se cita dos veces en el Código Civil.

Vea usted:

Artículo 974.

Serán válidas las enajenaciones de los bienes inmuebles reservables hechas por el cónyuge sobreviviente antes de celebrar segundas bodas, con la obligación, desde que las celebrare, de asegurar el valor de aquéllos a los hijos y descendientes del primer matrimonio.

Artículo 1044.

Los regalos de boda, consistentes en joyas, vestidos y equipos, no se reducirán como inoficiosos sino en la parte que excedan en un décimo o más de la cantidad disponible por testamento.

“Por mi trabajo, suelo tener relación con el Consejo General del Notariado. Sé que están haciendo grandes esfuerzos para promocionar las bodas por notarios, dándoles esa pátina que deben de tener. Han hecho, incluso, un vídeo en el que una notaria y una usuaria hablan de la experiencia de la última. Totalmente satisfactoria”.

No me consta ni una sola recomendación sobre pátinas por parte del CGN o por parte de mi Colegio Notarial. Sí que es cierto que se ha hablado del uso de salones colegiales pero como una opción a los interesados, nunca como un consejo o recomendación.

“Sé que generalizar es injusto. Que posiblemente habrá notarios que rivalicen en puesta en escena con las bodas civiles que hacen en los registros o en los ayuntamientos”.

Desde luego que es injusto y se ha pasado varios pueblos. Rivalizar sin querer rivalizar, solo por el hecho de querer darle al asunto la pátina que a usted y a muchos les gusta.

“Porque sé que los hay vocacionales que disfrutan con estas ceremonias, que son todo empatía, que dan todo tipo de explicaciones, de facilidades. No sé cuántos notarios son del cuño de ***, pero es evidente que el Consejo General del Notariado tendría que identificar a «los buenos», a los que hacen bien estas cosas, aconsejando a los que no lo son que se aparten y que sigan haciendo su trabajo habitual. Porque hay gente a la que no se le dan bien las relaciones sociales. El recuerdo de esta apariencia de boda permanecerá en mi recuerdo para siempre como un lamento. Y eso ya no hay nada que lo remedie”.

Hala, otro partidario de las listas negras. Menuda insensatez acaba de decir y, de paso, otra lista para testamentos y otra para hipotecas y votamos como en Eurovisión. Ahora en la guía notarial nos van a señalar con dogfriendly, gayfriendly o weddingfriendly.

Decidamente es usted un exagerado mal informado. Solo ha faltado decir que nos les dejaron tirar arroz.


Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario