Advertencia: En la web Justito El Notario, su titular y responsable, Miguel Prieto Escudero, no asesora ni aconseja, ni lo ha hecho nunca desde la apertura del blog el 20/11/2015. Aquí únicamente se informa, se divulga (o al menos se intenta) y se opina (con mayor o menor grado de acierto). El contacto, colaboración o comentario a las entradas no puede entenderse en ningún caso como un acceso telemático a mi notaría ni como conducente a la firma de un documento público en la misma. A esos fines deberán dirigirse a mí por los cauces oportunos, pero nunca por la vía de mi blog, que constituye una actividad completamente privada y no está conectado con la web de mi notaría.
Hace unos días recibí este consejo técnico:
“Lo de menos es si hay más o menos metros de superficie, lo ÚNICO IMPORTANTE es que esté todo REGISTRADO y SIN PROBLEMAS. La verdad, como en tantas otras cosas de la vida, es lo menos importante. Lo único importante es vivir la vida y sin problemas.”
Muy bien, “canta y sé feliz” o “felicitá” o “que tengo lo que quiero, amor, dinero y libertad”, o como le dije a Happy Man, “claro y si tienes 10 millones de euros y un yate, mejor todavía, aunque me parece que su respuesta es muy poco profesional”.
La vida ha de ser feliz, sin complicaciones. Nada de superficies discordantes ni metros desajustados. Poner lo que diga Catastro y tirar p’alante. Que la finca tenga 10.000 o 11.300 metros da igual, porque lo único importante es vivir la vida.
Pues discrepo. El Registro importa, el Catastro también, y la realidad aún más. Existen matices, requisitos, caminos mejores y caminos peores. Existen consecuencias. Y no, no todo vale.
El caso: ¿Catastro o realidad?
La finca tiene 10.431 metros según Catastro.
Pero 11.736 según el Registro y el certificado del técnico.
Hay un descuadre de 1.300 metros. Una nimiedad si uno va en yate, claro.
Se plantean dos opciones:
- Hacerlo bien: adecuar Catastro a Registro, comunicar con colindantes, esperar un par de meses… pero dejarlo todo en orden.
- Hacerlo fácil: quedarse con lo que dice Catastro, que al fin y al cabo son menos metros y eso siempre viste menos, pero complica menos.
Los pobres extranjeros no terminaban de entenderlo:
“Mire, si yo me comprara una finca rústica para construir, me aseguraría de su medición real y de si hay conflictos con colindantes.
Con eso resuelto, compraría.
Y decidiría si arreglo el suelo ya… o cuando declare las obras.”
En este caso, la compra ya se hizo (no en mi notaría) y la obra se declaró conmigo. Entonces pactamos que el ajuste de superficie se haría al declarar el final de obra, para evitar obstáculos en la inscripción. Ese momento ha llegado.
Ahora toca decidir lo que deberían haber decidido antes de comprar:
¿Me quedo con lo que dice Catastro? ¿O intento que todo quede bien y en su sitio?
Todo esto no es culpa del cliente. Es culpa de cómo se compran las cosas en este país, de cómo se asesora y de cómo trabajamos todos los operadores jurídicos, notarios incluidos.
Yo voy un poco por libre, dentro de los límites de lo que puedo y debo hacer como notario.
“Me crea o no me crea, yo solo soy el Notario de Pinoso. Y solo puedo hacer lo que está en mi mano.”
Por cierto… Tengo tres libros donde explico esto con más detalle, por si alguien quiere leérselos mientras espera a que se resuelva su discrepancia catastral:
Ver libros de Miguel Prieto Escudero en Basconfer
Conclusión
¿Catastro bien o no bien?
Porque si no está bien, no todo da igual, aunque algunos vivan convencidos de lo contrario.
Y no, no todo consiste en ser feliz sin mirar atrás, sobre todo si uno va dejando inscripciones cojas por el camino o catastros sin arreglar.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario @justitonotario
|
|
Amen.