El opositor sobrado

sobrado en las oposiciones

Ir sobrado no es lo mismo que ir de sobrado, pero considero que hay que tener cuidado con ambas actitudes cuando uno se encuentra opositando: no se puede pensar que uno va sobrado porque el exceso de confianza puede ser fatídico, ni, por supuesto, ir de sobrado (estándolo o sin estarlo), pues es una actitud que molesta al prójimo y debe evitarse para no caer en la toxicidad. Don Sobradito sería un buen personaje para el post de mi amiga opositora “Compañeros Tóxicos”. Cualquier buen preparador deberá bajar los humos a Don Sobradito … que siempre correrá el riesgo de quedarse solo si persiste en su actitud.

Alguno puede considerar que como iba sobrado en la Universidad, ahora seguirá yéndolo, pero la oposición es otra competición y tienes que adaptarte a sus reglas. No es lo mismo la Copa del Rey, que la Champions, que la Liga y en el ámbito de los estudios la oposición es como una Liga, es el torneo de la regularidad, pero al tiempo es una Champions por su enorme nivel de exigencia y un torneo del K.O. como la Copa del Rey y la propia Champions, que te pueden dejar fuera de combate en cualquier momento cuando llega la hora de examinarse (o sin llegar a hacerlo). Para preparar la oposición es necesario trabajar con otro chip y el modelo universitario no sirve demasiado.

Hace años nos examinábamos de golpe de la mayoría de las asignaturas de la carrera y eso hacía que todo el año pudieras andar asalvajado, sin dar ni golpe, ni tener apuntes y luego enfrentarte a unas semanas duras saliendo airoso. Eso en la oposición ya no sirve. Tampoco sirve de mucho el nuevo modelo con asignaturas trimestrales o cuatrimestrales que te quitas de encima en poco tiempo. En la oposición, aunque no hay presión porque el examen está lejos, hay que sustituir la presión del examen por la presión semanal del cante con el preparador (una de las razones por las que no conviene preparar por libre). Cada semana tenemos una prueba para la que hay ser regular y en la que hay procurar machacar. Un buen resultado nos animará la tarde y, mejor aún, la siguiente semana.

Algunos piensan en el puesto que ocuparán cuando aprueben. No conciben no aprobar, ni tampoco no conseguir un buen puesto. Otros piensan en los compañeros que aprobaron y que ellos siguen aún en el camino. Es bueno estar seguro de tus propias fuerzas, pero tampoco conviene excederse y hay que mantener siempre los pies en el suelo. Primero aprobar y luego ya vendrá el “¿en qué puesto me he quedado?”. Los que conocías y ya aprobaron te pueden servir, si ellos quieren (y suelen querer hacerlo) para apoyarte, ayudarte y animarte, pero no pueden ser la causa que te genere sentimientos y sensaciones tóxicas para ti mismo.

Hay muchos que tienen talento para estudiar, pero hay que ser constante y estar motivado. La motivación es la visita al preparador y el buen resultado de tu cante. La motivación es el aprobado final, pero antes está la convocatoria que se acerca, el avanzar hacia ella lo más rápido que se pueda, el ir quemando etapas y dando vueltas. Ver que cada vez llevas más temas, los dominas mejor y reduces el tiempo de duración de cada repaso.

Cada día es una nueva oportunidad de hacerlo mejor o igual de bien y de no mandar todo a freír puñetas. La motivación es terminar la oposición y aprobarla, estando seguro de que lo conseguirás, pero hasta donde uno puede estar seguro de que así sucederá. Yo jamás estuve realmente seguro de conseguirlo, pero con todas mis dudas, vacilaciones, obstáculos, caídas, llantos y trompicones … aquí estoy.

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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario