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Mondoñedo: “Siempre estás diciendo que te vas” (adiós al que fue mi primer destino notarial)

Tras el acta de manifestaciones que constituyó mi primer número de protocolo después de aprobar las oposiciones a notarías, llegó una segunda acta que perfectamente podría tener como subtítulo “Siempre estás diciendo que te vas” como la famosa canción de Raphael que puso música a la marcha de mi primer destino notarialEn ella cuento mi etapa como Notario de Mondoñedo.

Desde que las gestorías Calvo y Paniagua, hoy Calvo y Herrero&Gutiérrez, sacan el avance del resultado a las 00:00 horas del día siguiente al término del plazo para un concurso notarial, siempre que el avance (que cada vez avanza menos) no sufra cambios que afecten a uno, se está en disposición de dar publicidad a la noticia de que se deja la plaza que se sirve hasta ese momento. En mi caso, ya venía dando publicidad a la posibilidad de irme en las semanas anteriores y continué haciéndolo a la mañana siguiente, advirtiendo de que el resultado era provisional y podía haber variaciones.

Como llevo casi once años en mi actual destino me bailan un poco los plazos, pero diría que desde la noche del avance hasta que uno coge el portante y se va pueden pasar un par de meses, así que conforme fueron pasando los días la gente en la Ciudad (porque Mondoñedo es Ciudad) pasó de preguntar con pena “¿cuándo te marchas?” a decirme “¿pero tú no te marchabas?”.

Sí que nos marchábamos

Fue el día 26 de Junio de 2005.

Aquel día emprendimos un largo viaje. De Mondoñedo a Es Mercadal (Menorca, Baleares), vía Sahagún para visitar a mi gran amigo y compañero David Hurtado Cañas que estaba allí destinado, con noche en Tudela para continuar hasta Barcelona donde embarcamos rumbo a Palma de Mallorca para tomar en posesión en mi nuevo Colegio. Aquella noche dormimos en Palma y al día siguiente atravesamos Mallorca para coger el ferry a Ciutadella desde Alcudia y llegar a Es Mercadal, Mercadal para los amigos, tras un último rato de coche.

Pero volvamos al principio del viaje, una vez dejamos la circunvalación de Mondoñedo y ya incorporados a la N-634 inserte en el reproductor del coche un CD recopilatorio de Raphael y premeditadamente escogí “Siempre estás diciendo que te vas”.

Pasó lo que tenía que pasar, mi mujer (que no sabía nada del rito que tenía en mente) y yo llegamos hasta Abadín llorando a lágrima viva, a moco tendido, incapaces de hablar y emocionadísimos de poner término a una etapa tan fabulosa de nuestras vidas como la que vivimos en aquellos años mindonienses.

Como no tengo arreglo y soy “algo” sentimental, cuando nos marchamos de Mercadal repetimos la maniobra con un resultado bien distinto. Aquel segundo “Siempre estás diciendo que te vas” se entremezcló con “La historia de los dedos amarillos” y con una vivencia en la isla muy distinta a la que tuvimos en Mondoñedo.

Nada más, os dejo con mi segundo por mí y ante mí.

“ACTA DE MANIFESTACIONES (ADIÓS A MONDOÑEDO)

NÚMERO QUINIENTOS TRES.

En MONDOÑEDO (provincia de Lugo), mi residencia, a tres de Junio de dos mil cinco.

Por mí y ante mí, JUSTITO EL NOTARIO, Notario de esta Ciudad, al llegar la fecha en que, tras dos años, tres meses y dieciséis días como Notario de Mondoñedo, me corresponde cesar por traslado a la notaría de Es Mercadal (Menorca-Islas Baleares), quiero que, en el último número de mi protocolo, quede constancia de las manifestaciones que, como memoria de mis años de servicio, hago en este acta.

Tengo que decir que si me decidí a solicitar esta plaza en un puesto preferente, pues descontando las notarías de primera clase, la pedí en el tercer lugar entre, creo recordar, unas ciento cincuenta notarías, fue por varias razones: mi ascendencia gallega por parte de madre, el hecho de que mi padre ingresara también en la provincia de Lugo, siendo notario de Friol, Guitiriz y Lugo, y la circunstancia de que mi mujer estuviese conforme con venirse a vivir a Galicia pidiendo una excedencia en su puesto de trabajo.

Mi etapa como Notario de Mondoñedo, que abarca desde que tomé posesión el 19 de Febrero de 2003 hasta el día de hoy en que tendrá lugar mi cese, ha sido enormemente positiva y satisfactoria en todos los sentidos y me voy de aquí con una enorme tristeza pero con la sensación de haber cumplido con mi deber.

A nivel profesional creo haber desarrollado un buen trabajo, aunque no sea yo el que tenga que juzgarlo y en ese trabajo, y en mi evolución y experiencia como notario, tienen un papel esencial mis dos oficiales, José María (Pepe) Fernández Riopedre, que me ha enseñado (con permiso de mi padre), a hacer escrituras y aplicar los conocimientos teóricos y prácticos acumulados en casi once años de oposición, y Pedro Muiño López. Pienso que me será difícil encontrar, a lo largo de los años de profesión que me quedan, empleados a mi cargo tan capacitados como ellos.

Del aspecto profesional quiero también destacar el estupendo trato que he recibido de mis compañeros, de todos los que trabajan en el Registro de la Propiedad (especialmente de mi amigo César Marful Lodeiro, y de los Registradores con quienes he tenido la suerte de coincidir y trabajar, Andrés Barettino Coloma y mi querida “prima” Raquel Largo Escudero), de los clientes y de los colaboradores de la notaría, entre ellos de los famosos peritos o “péritos” que tan injusta fama tienen a veces.

He oído muchas veces que no es un verdadero notario el que no ha ejercido en Galicia, y tengo que decir que si bien tal afirmación puede parecer falsa, exagerada, tópica o insólita, tiene una gran parte de verdad, y lo digo sin poder comparar el trabajo en Galicia con el trabajo en otras zonas de España, pues no he tenido oportunidad de trabajar en otros lugares al ser esta mi primera notaría, y si me parece que lo dicho es cierto es porque las circunstancias sociales, económicas y culturales de esta tierra y de los gallegos los hacen peculiares e influyen decisivamente en el trabajo habitual y diario de las notarías, hasta un límite, y reitero que no puedo comparar, que en otras zonas ni se imaginan, les resultaría difícil de entender y de explicar a los que aquí hemos trabajado.

A nivel personal, aunque todos tenemos nuestros problemas, las cosas nos han funcionado estupendamente. Hemos sido muy felices aquí, nos han tratado de maravilla, nos hemos integrado a la perfección, hemos hecho muchos amigos y nos hemos sentido como dos mindonienses más.

Entre esos muchos amigos no puedo dejar de citar, puesto que fueron los primeros, lo siguen siendo en el final y espero que lo sean para siempre, a César y Ana, a Eladio y Salomé, a José Luis Lorenzo, a Don Pedro, y a José Eduardo y Celia.

No puedo terminar sin manifestar mi agradecimiento, por todo lo que nos han dado, a Mondoñedo y muy especialmente a todos los citados. Nunca olvidaremos el tiempo que hemos pasado aquí, y prometemos volver, pronto y con frecuencia, a esta Ciudad que forma parte ya de nuestras vidas.

Del contenido de este acta que se extiende en dos folios de papel timbrado de uso exclusivamente notarial, serie xxxxxxxxxxxx, el presente y el inmediatamente anterior en orden correlativo, yo, el Notario, Doy fe.=”

ARANCEL NOTARIAL. DERECHOS DEVENGADOS. Arancel aplicable, números: 1, 4

DOCUMENTO SIN CUANTÍA.              TOTAL: CONDONADO (Impuestos excluidos)

Sigo muy unido a Mondoñedo y permanentemente informado por mis amigos y por el periódico que edita la Asociación de Amigos de Mondoñedo de la que sigo formando parte y para la  que espero sacar un tema interesante para una próxima colaboración. Entre las novedades más recientes de las que he tenido noticia está esta pagina: “The Mondoñedo Valley”. También me informo ahora a través de una app que se llama BandoMovil en la que he seleccionado (entre 800 municipios españoles) Mondoñedo como municipio para recibir sus noticias de interés. Por supuesto, los recortes de periódico (como los de la foto de portada) que mi amigo César Marful me envía periódicamente, son imprescindibles para seguir estando al día.

Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario




 

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